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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Una sorpresa más que conocida

11 de agosto de 2014

Fue como si, el 25 de julio de 2014, los partidos políticos españoles –eso que ahora llaman la “casta política”-, especialmente el PP y el PSOE, y la casi totalidad de los medios de comunicación de nuestro país, hubieran redescubierto América. Al día siguiente, unos y otros se rasgaban las vestiduras ante un hecho infame que desde hace muchos años todos ellos sospechaban o conocían. Es cierto que Colón suponía que la Tierra era redonda. Se lo imaginaba. Estaba casi seguro de ello. Y lo confirmó cuando hizo su primer viaje y descubrió el Nuevo Continente.

Algo parecido fue lo que sucedió este 25 de julio, viernes por la tarde, cuando el expresidente de la Generalidad catalana, Jorge Pujol, decidió hacer público que desde hacía 34 años tenía dinero –una fortuna- en el extranjero sin declarar. Y todos los partidos, incluido el que él mismo fundó, Convergencia Democrática de Cataluña, así como la totalidad de los medios de comunicación de España, se quedaron “pasmaos” ante semejante descubrimiento. Casi todos lo sabían desde 1992 o, como mínimo, lo sospechaban, lo intuían; pero Pujol tuvo que confirmarlo para que todos le creyeran: como Colón.

Terminados los fastos de aquel año de derroche y corrupción –Juegos Olímpicos en Barcelona y Exposición Universal de Sevilla-, el nacionalseparatismo de Pujol y sus seguidores fue la espléndida pantalla para embaucar a miles de catalanes, con el gusanillo del independentismo en su fuero interno, mientras que él y su familia, su partido, sus amigos y una buena parte del empresariado catalán, decidieron que tras esa pantalla podían tapar la podredumbre de sus negocios y, en definitiva, una corrupción a lo bestia que pudiera hacerles a todos millonarios.

Lo más curioso de este asunto –y, para mí, lo que más me llama la atención- es que la gran masa de la burguesía catalana y sus clases medias, es decir, lo que siempre había constituido el núcleo del famoso “seny” catalán, no sólo eran burlados a conciencia por una casta privilegiada sino que ese “seny” se había dejado reconducir hacia posiciones secesionistas que nunca antes las había asumido y, a su vez, con sus conductas y posicionamientos, arrastraban tras de sí a las clases menos cultas y más desfavorecidas. Un perfecto encadenamiento de ideas, de estultas ilusiones y, en definitiva, de mentiras con las que alimentar políticamente a una parte del pueblo de aquella región española, mientras la casta privilegiada se beneficiaba de él con el 3, el 4 o el 5% y otros negocios, amasando fortunas en Andorra, Suiza, Argentina, las Antillas Holandesas o las Kuriles.

Con la estúpida idea del soberanismo, lo que han hecho ha sido esquilmar los sueños y los bolsillos de quienes creyeron que los amos del cortijo les iban a conducir al edén o a una tierra prometida en la que le región catalana se convertiría en un paraíso. Incluso, me atrevo a decir que para algunos la idea podía resultar hasta afrodisíaca. ¿Se habrán desengañado o, al menos, analizarán con calma, sosiego y desapasionamiento el embaucamiento a que han sido sometidos millones de españoles en Cataluña, núcleo esencial del “seny” que era fundamentalmente conocido por su sentido común, su pragmatismo y su sensatez?

Sinceramente, creo que va a ser muy difícil o, al menos, complicado que ese pueblo embaucado se desprenda de semejante lastre. Después de 37 años de “nacionalismo moderado”, transformado luego en árbitro de la gobernabilidad en España –a partir de 1993- e iniciando ya la ruta del secesionismo, el catalanismo visceral, esto es, el representado por la Esquerra, la extrema izquierda y los grupos antisistema, va a presionar lo que haga falta para que la actual CDC de Arturo Mas no arríe sus velas separatistas aunque ya sepa y sea consciente de que esta partida la tiene perdida. Por cierto, ¡qué papelón el de Arturo Mas! Y el de todos los que tratan de apuntalarlo en el partido en estas absurdas, ridículas y vergonzosas circunstancias. ¿No se darán cuenta todos ellos que, después de confirmarse el “descubrimiento del pujolazo”, de que internacionalmente nadie les respalda, de que la inmensa mayoría de los españoles estamos hartos de tanta corrupción generalizada en CiU, en el PSOE, en el PP, en UGT, en CCOO, en la CEOE… y en las instituciones, el sistema político español –incluido el mito del “oasis catalán”- es políticamente ingobernable y económicamente insostenible?

Hartos. Engañados y hartos de esta democracia a la española en que vivimos. No se trata sólo del famoso “descubrimiento” del pasado 25 de julio. Ese “descubrimiento” había sido ya comenzado a descubrir por la Policía hacía años. Y este vigía podía gritar “¡Tierra!” –como Rodrigo de Triana- en cualquier momento.

Lo que me duele –y creo que debe doler a millones de españoles de todas las regiones- es que en nuestro país la corrupción del sistema se debe, precisamente, a la organización territorial de ese sistema, que ha encenagado la vida pública para que las élites que dominan los 17 reinos de taifas se enriquezcan a costa de unas clases medias que soportan el sostenimiento de, nada menos, que cinco administraciones: Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías, Estado y nuestra carísima representación en Europa.

¿Qué partido político en España, con mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado, ha sido capaz hasta ahora de racionalizar este despropósito, este inmenso agujero de gasto público que nos ha empobrecido a todos y que lo seguirá haciendo de un modo u otro? ¿Hasta dónde llega el egoísmo de esa “casta política” para suprimir lo innecesario, aun a costa de que sus afiliados y amigos se queden sin trabajo para beneficio de la mayoría?

Por tanto, el redescubrimiento de América –el “pujolazo”- lo estamos soportando en toda España desde que en las elecciones municipales de 1977 la conjunción socialcomunista, que se hizo con el poder en muchos Ayuntamientos de España, comenzó a hacerse con los servicios de limpieza de las ciudades para obtener de la empresas concesionarias los más altos porcentajes posibles para beneficio del partido político correspondiente. Fue a partir de entonces cuando las élites políticas españolas iniciaron el aprendizaje de una corrupción transversal que deslegitima el sistema y nos abrasa a todos en impuestos.

Por cierto, en Cataluña más que en ninguna otra Parte. ¿Se habrán enterado ya los catalanes que desean el separatismo del porqué de su saqueo? No tienen más que mirar a su alrededor, en su propia casa. Mientras que el resto de los españoles hemos de mirar en todas direcciones.

 

 

 

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