«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.

Unidos por el Facebook

7 de septiembre de 2013

18 millones de personas, casi la mitad de los españoles, tiene cuenta en Facebook. Y no la tienen como el que tiene una tía de Alcalá (que ni tiene tía ni tiene ná), de esos 18 millones, 12 entran a diario en ella e interactúan con otros facebookeros. No existe hoy en España ni en el mundo, donde los abonados a esta red social superan los mil millones, un patio de vecinas semejante. Porque el Facebook es aproximadamente eso, un patio en el que los internautas con ganas de socializar entran y comentan la jugada. En el Facebook se comparten confidencias, alegrías, penas, se forjan amores y amistades, se cotillea a granel y, sí, también se engaña a la parienta o al pariente. El Facebook es, en definitiva, un espejo de la vida misma.Los tecnófobos, esos luditas de nuestra época, se lamentan por el fulgurante éxito de las redes sociales de Internet y llaman a la pureza del antiguo patio, como si hubiese alguna diferencia esencial entre lo que hacían nuestros abuelos y lo que hacen sus biznietos. No la hay. Cambian los medios, pero no los fines. A los seres humanos nos gusta estar acompañados, cambiar impresiones sobre la vida propia, conocer la ajena y sentir que alguien nos escucha. Facebook sirve para eso mismo, pero a escala planetaria. Así se explica que cada día tantos millones de compatriotas bajen al patio facebookero a ver qué pasa. Por lo general no pasa nada, y ahí radica su encanto.

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