«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La vida sigue igual

20 de noviembre de 2013

Tampoco le pega nada a Mariano Rajoy hacer de la política una canción de Julio Iglesias, pero aquí lo tenemos, como si estuviera tarareando el tema que triunfó en el Festival de Benidorm –la vida sigue igual, demasiado igual– y fumándose un puro. La imagen del Julio Iglesias de aquella época es más cercana a la del periodista Gonzalo Bans, pero sí es cierto que el espíritu de la letra podría convertirse en el himno del Gobierno de don Mariano, quizá por comunión gallega: “Pocos amigos que son de verdad, las obras quedan las gentes se van, unos que ríen otros llorarán, unos que nacen otros morirán..” y en fin, toda esa rima asonante que parece una apología del perogrullismo, tan querido en Moncloa.

“Pediré el rescate si es necesario para España, y si no, no lo pediré”, con estas reflexiones y otros hallazgos del tipo “no somos Uganda”, han pasado dos años de Gobierno igual que pasan los aviones comerciales, sin muchas curvas. Del programa se ha incumplido casi todo, y casi parece que el único compromiso que este Ejecutivo ha observado con diligencia es el de los acuerdos que el anterior Gobierno contrajera respecto al proceso de paz, o sea la amnistía tipo Gotham. Esa es una herencia que no rechazan. Tampoco le han hecho ascos al legado de ingeniería social del zapaterismo, de las bodas gays a la barra libre de aborto, pasando por esa ley de Memoria Histórica que deslegitima la Monarquía, y nos convierte en una república graciosamente coronada, sólo hasta el día que a alguien le dé la gana de volver a echar a los borbones a patadas –porque eso es exactamente lo que bendice esa norma–. La libertad lingüística en algunas regiones ni está ni se la espera. Entre tanto rollo del derecho a decidir, todavía no hay una norma estatal que consagre el derecho de que los padres decidan sobre la educación de sus hijos, o que un señor de Gerona pueda poner una panadería y llamarla así, “panadería”, y no como le obligue el cacique de zona.

Respecto a lo de que el dinero estaba mejor en el bolsillo del ciudadano, es una broma con la que ya nos hemos reído bastante, y que además tiene la gracia justita, porque cuando en España desaparecen las clases medias el ambiente que se genera no es como para contar chistes.

Y en fin, que muy ufanos nos van a contar en este aniversario que han evitado el rescate. Y eso es cierto. La duda que tienen los votantes del Partido Popular, es si convertirse en la franquicia del PSOE era inevitable, o si de verdad merece la pena sacar al sistema de la crisis, y dejar dentro de ella a los españoles.

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