«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Yihadistas ‘snobs’

3 de octubre de 2013

Conviene que la Policía detenga muy pronto a los petardistas que pusieron la bomba en El Pilar. Les conviene sobre todo a ellos, no sea que los maños les descubran antes, que no quisiera estar yo en el pellejo de los que han tratado de volar a la Pilarica si llegan a ser identificados en las calles de Zaragoza. Tienen los terroristas –aunque sean de tercera– la convicción de que los pueblos sobre los que ejercen su violencia son sólo rebaños adocenados, incapaces de ninguna reacción. Luego, cuando ya es tarde y empiezan a sufrir la respuesta, se apuntan a Amnistía Internacional, se quejan en la ONU, y se creen todos Nelson Mandela, aunque ninguno pase de Otegui o Charles MansonVoltaire –que era un terrorista intelectual– decía que la mayor desgracia de las personas honradas es que son cobardes. No es cierto, pero desde entonces hay muchos que se creen valientes sólo porque no tienen categoría para ser honrados, y lo peor, entienden que su valentía se demuestra colocando bombas que sólo estallan cuando ellos ya están a salvo.

 

 

Nada es nuevo. En la Almudena y en el Valle de los Caídos también pusieron artefactos no hace mucho. El odio contra Cuelgamuros se justifica en esa falsificación histórica que lo representa como si fuera la pirámide de Franco –que al principio de toda violencia suele latir una mentira– y por eso los ataques que recibe y la persecución política que sufre parecen bendecidos por los mujaidines de la opinión progre. La otra, la bomba que pusieron en la Almudena, fue reivindicada por un Grupo que se hacía llamar Comando Insurreccionista Mateo Morral, como si hubieran sacado el nombre de un Mortadelo. Sonaba tan a broma que los estetas hacían chistes diciendo que el atentado, en realidad, iba dirigido contra los frescos que había pintado Kiko Argüello, que no son precisamente la Capilla Sixtina. Pero aunque ahora muestre un aspecto pueril –y algo ridículo– la violencia y el odio de esas explosiones no tiene nada de chiste. Hay pocas cosas tan esperpénticas como los comunicados que emite ETA, que cuando son escritos parecen redactados por el niño más pedante de la secundaria, y cuando son en video peor, que parecen mamarrachos con la capucha y la boina, como si fueran el frente de liberación de la bellota. Pero que uno sea un necio o un rufián no implica que no pueda ser también un asesino. De hecho lo normal en los energúmenos y en los matones suele ser una inteligencia más bien capada y un espíritu miserable, que solo así se les puede ocurrir atentar contra El Pilar, como si fueran aprendices snobs de yihadistas.

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