El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, liderado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, ha hecho público un nuevo documento sobre la dignidad humana. Publicado bajo la aprobación del Papa Francisco y tras cinco años de elaboración y reelaboración en el seno del Dicasterio, Dignitas infinita plantea una novedosa lista de debates de la sociedad moderna, en las que la Iglesia pretende poner el foco.
La introducción del Prefecto Fernández apunta a la continuidad del Magisterio de la Iglesia en la defensa de la dignidad, que «puede, de hecho, entenderse como “infinita”, como afirmó San Juan Pablo II» o como también ha recordado recientemente el Papa Francisco: «En la encíclica Fratelli Tutti, el Santo Padre ha querido subrayar con particular insistencia que esta dignidad existe “más allá de toda circunstancia”».
Con esta preocupación de los últimos papados en mente, el organismo vaticano ha querido recordar que «todo ser humano debe ser reconocido y tratado con respeto y amor, precisamente por su dignidad inalienable». Una dignidad que, a ojos de la Iglesia, no está siendo respetada en muchos lugares del mundo, en alguna de sus cuatro dimensiones: «Dignidad ontológica, dignidad moral, dignidad social y finalmente dignidad existencial».
Tras una minuciosa reflexión sobre las perspectivas bíblicas, la dignidad y la libertad de los hombres, el Dicasterio plantea en Dignitas infinita un compendio de amenazas para la dignidad del hombre, «sin pretender ser exhaustivos». Así, el primero de los puntos es «el drama de la pobreza», que la Iglesia denuncia basándose en el Magisterio de San Juan Pablo II y Benedicto XVI: «Son relativamente pocos los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi nada».
Al desafío de la pobreza, la Doctrina para la Fe suma el drama de la guerra, que zanja con las palabras de San Pablo VI: «¡Nunca jamás guerra! ¡Nunca jamás guerra!». Y a la lista se añaden otros temas que acaban con la dignidad del hombre como «la trata de personas, los abusos sexuales, las violencias contra las mujeres, el aborto y la eutanasia o el suicidio asistido». Todas ellas graves amenazas contra la dignidad, puesto que «la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural».
La novedad del documento, sin embargo, viene con la introducción de algunos desafíos de la actualidad, como el trabajo de los emigrantes: «Su acogida es una forma importante y significativa de defender “la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión”». A esta amenaza se suma la maternidad subrogada, que «viola, ante todo, la dignidad del niño». Precisamente por eso el documento aprovecha para renovar «el llamamiento para que la Comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica».
De la misma forma, el Papa Francisco ha querido denunciar la teoría de género, mostrando su «rechazo a todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres». A lo que el documento vaticano añade: «Toda operación de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción». Y, por último, la Iglesia señala el reto de la violencia digital, que muchas veces atenta contra la dignidad a través del ciberacoso. Una de tantas amenazas para la dignidad que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha querido denunciar en este novedoso documento.
