La consulta que me hace un amigo que prepara un viaje a África me da ocasión de escribir sobre los seguros de viajes (cancelación, asistencia médica, etc.) y los malentendidos entre las agencias, las aseguradoras y los clientes.
Si alguien le dice que tiene un seguro que lo cubre todo, no le crea. Ese seguro no existe.
En primer lugar, porque hay exclusiones legales que ninguna compañía –al menos, ninguna que opere en España- puede soslayar.
Por otra parte, todo seguro cubre una incertidumbre (en Derecho se llama un “alea”). Así, las circunstancias que ya existen y son conocidas por el asegurado (por ejemplo, ciertas enfermedades o determinados impedimentos para viajar) podrían quedar excluidas. Si le dicen que basta con comunicárselo a la compañía para que sus gastos de viaje sean reembolsados, desconfíe. Usted no tendrá que entenderse con el comercial que le vende el seguro, sino con el departamento de siniestros de la compañía, que puede tener otra opinión.
Preste atención al ámbito temporal de las pólizas. Algunas coberturas se aplican solo hasta el día de la partida y otras solo operan a partir de que se ha iniciado el viaje. Quizás tenga usted que contratar coberturas diferentes o incluso seguros diferentes. Tampoco se olvide del ámbito geográfico de la cobertura: no todos los seguros cubren en todos los países.
Ante la duda, no firme y busque el asesoramiento de un agente de seguros, un corredor o, ya puestos, de un abogado. Algunos agentes de viajes –algunos malos agentes de viajes, debería decir- tratan de presionar al cliente para que suscriba seguros “que lo cubren todo” y para cuyos efectos “basta con llamar y decir que no quieres ir para que te devuelvan el dinero”. No lo crea. El contrato de seguro es una cosa bastante más seria que eso.
No deje que una mala decisión a la hora de contratar un seguro le arruine las vacaciones.