Menos romántico que la peli de Gibson y Roberts -traducida al español como Conspiración-, pero seguramente igual de escalofriante, el club Bilderberg alerta en su nota oficial del “auge del populismo en Europa”. Para que nos entiendan, alertan del ‘riesgo de que se haya acabado la fiesta’. La suya, claro.
Corren buenos tiempos para los conspiranoicos o, dicho de un modo más amable, para los amantes de las teorías de la conspiración. Este viernes analiza Carlos Esteban lo que se cuece en Turín, escenario de la tradicional reunión del Club Bilderberg, y lo hace reivindicando el derecho a la duda: “Es un alivio poder escribir sobre la edición de este año de la reunión de Bilderberg, objeto de tanta controversia conspiracionista, en un momento en que las teorías de la conspiración, las tramas negras y el poder en la sombra no son ya blanco de las risas autosuficientes de los comentaristas”. Gracias a la “bendita ‘trama rusa’”, explica Esteban, “la idea de que no hay nada más fácil para los poderosos que ponerse discretamente de acuerdo sobre lo que querrían imponernos” ya no parece descabellada.
Y es que, señores, no lo es. Menos romántico que la peli de Gibson y Roberts -traducida al español como Conspiración-, pero seguramente igual de escalofriante, el club Bilderberg alerta en su nota oficial del “auge del populismo en Europa”. Para que nos entiendan, alertan del ‘riesgo de que se haya acabado la fiesta’. La suya, claro.
Desde ayer y hasta el domingo los hombres de Bilderberg -con cuatro españoles en sus filas- se reúnen en Turín. “Naturalmente, no es nada más que un grupo informal, una especie de seminario de debate, sin poder ni autoridad oficial alguna. Pero eso es exactamente lo ominoso, que carecen de toda responsabilidad y de todo control público. Se sabe, de hecho, que lo que se dice en Bilderberg no se queda en Bilderberg, al menos no en el sentido de que carezca de influencia en el mundo real”. Y no lo dice Carlos Esteban, lo dice el miembro del club y secretario general de la OTAN, Willy Claes, que en 2010 confesó que los asistentes salían de cada reunión con el encargo expreso de aplicar las decisiones que se acuerdan en ella. Los hilos que manejan el mundo. La fiesta de Turín.
Mientras, en nuestra querida España, el flamante Gobierno de Sánchez celebra su primer Consejo de Ministros -perdón, Consejo de Ministras y de Ministros- con un logro, el de haber conseguido enfadar a varios de sus socios de moción en menos de 48 horas. Tan enfadados están los de Podemos, por ejemplo, que este viernes se reúnen a modo de ‘gobierno en la sombra’ para, entre otras cosas, poner los puntos sobre las íes a Sánchez y recordarle quién lo ha llevado hasta Moncloa.
Enfado también en las filas del PP que, ya como oposición, se dedica a denunciar las reformas millonarias de los Sánchez en Moncloa y el despilfarro del nuevo Gobierno, con un 24% más de gasto en asesores y chóferes. Una cosa es segura, la labor de oposición es mucho más agradecida que la de Gobierno y los populares están dispuestos a cobrarse la venganza. A riesgo de que nos llamen conspiranoicos por segunda vez en lo que va de gacetilla… ¿no les parece que con esta jugada de la moción sólo gana el bipartidismo?
Ahora, antes de despedirnos, dos denuncias. Hoy, ante nuestros ojos y si la Fiscalía no lo evita, los Comités de Defensa de la República celebrarán en Lérida un repugnante acto. Será ante el cuartel de la Guardia Civil de la ciudad catalana. Habrá gritos e insultos a la Benemérita y alabanzas y vivas para los condenados en Alsasua y el rapero Valtonyc, el de ‘matad a un puto guardia civil’. La Cataluña del diálogo, señores, la del diálogo.
Segunda denuncia que es, más bien, un ruego. Este viernes se celebra el Día de los océanos. Y porque la protección del medio ambiente no es, o no debería ser, preocupación exclusiva del ecologismo de izquierda, es necesario reflexionar sobre la contaminación por plásticos que amenaza nuestros mares. Habrán leído sobre esa ballena muerta de la que extrajeron 80 bolsas de plástico. Habrán visto, si son amantes del buceo, el estado de algunos fondos marinos. Y saben que, mientras los de Mars One no nos demuestren lo contrario, la Tierra es el único lugar que tenemos para vivir. Nosotros y las generaciones que nos seguirán. Hoy sí es un día para usar una bolsa de plástico menos. Y mañana, y al otro, y al otro.