Las bodas son uno de los acontecimientos mĂĄs importantes en la vida de muchas personas.
Nos encanta pensar en el dĂa de nuestras nupcias como en una ocasiĂłn mĂĄgica e irrepetible. Cuidamos al mĂĄximo los detalles en busca de una experiencia que pueda complacer a todos los invitados; escogemos el lugar con meticulosidad, el menĂș tras pruebas y mĂĄs pruebas, pero no siempre prestamos la atenciĂłn suficiente al vino. ÂżQuĂ© vinos elegir? ÂżQuĂ© cantidad? ÂżCĂłmo acertar? Demasiadas preguntas sin respuesta que hoy intentaremos resolver.
A menudo, el restaurante o servicio de catering que se ocupe de la comida nos ofrecerĂĄ una carta de vinos para que podamos elegir y nos asesorarĂĄ sobre quĂ© vino comprar y las cantidades necesarias. En tĂ©rminos generales, se cree que, con una botella por cada dos comensales, todo el mundo deberĂa quedar satisfecho, por lo que el nĂșmero de botellas no deberĂa ser un gran problema; sĂ podrĂa serlo el vino en sĂ. Probablemente nos ofrezcan un vino de buen precio que al restaurador le interese vender por algĂșn motivo particular o nos sugieran un vino que no se adecĂșe al perfil de nuestros invitados.
Precisamente los invitados deben ser clave en nuestra elecciĂłn. SerĂĄ muy difĂcil dejar a todo el mundo satisfecho, especialmente si el nĂșmero de convidados es extenso, asĂ que mejor diversificar.
El espumoso es absolutamente ineludible y la DO Cava y los Clåssic Penedés ofrecen verdaderas maravillas a precios contenidos
El rosado puede ser una opciĂłn sorprendente aunque algo mĂĄs atrevida, Âżpor quĂ© no un champagne rosĂ©, si el presupuesto lo permite?Â
Jamås debe faltar tampoco el vino blanco. Nada excesivamente aromåtico, ni nada demasiado pesado, apostad por uvas como el chardonnay o la garnacha blanca, que son puro equilibrio, y el éxito estå asegurado.
Llegada la hora del tinto, no hay que arriesgar, nombres por todos conocidos como Ribera del Duero o Rioja seducirĂĄn a cualquiera; pero si la mayorĂa de sus comensales son bebedores habituales, intenten sorprenderles con un vino de Madrid. Recordad que, a menudo, la diferencia entre una buena y una mala experiencia recae en el Ășltimo recuerdo, en las Ășltimas sensaciones, motivo por el cual os recomendamos que los invitados no puedes irse sin probar una buena copa de vino dulce; probablemente oirĂ©is a mĂĄs de uno decir que los vinos dulces no son de su agrado, pero todo cambiarĂĄ en cuanto prueben un buen moscatel o un intenso PX. Incluso, si sabĂ©is de antemano que los vinos dulces son una predilecciĂłn entre algunos de los asistentes, apostad por la excelencia de un riesling alemĂĄn o la profundidad de un Tokaji.
Catad todos los vinos antes del dĂa de la boda, a ser posible en compañĂa de un grupo e amigo Ăntimos y, por supuesto, mientras probĂĄis el menĂș escogido. Si la elecciĂłn no os satisface, no tengĂĄis miedo a pedir un cambio o, incluso, a comprar el vino en algĂșn otro lugar.
Por Ășltimo, no olvidĂ©is otras consideraciones de vital importancia como la intensidad y el estilo de la cocina, si comerĂ©is dentro o fuera, si serĂĄ verano o invierno, almuerzo o cena… pero por encima de cualquier otra consideraciĂłn, por favor, no olvidĂ©is dedicarle el tiempo que se merece al vino.
Por el Equipo de someliers de Vinissimus