«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Calma chicha

Una vez pasado el terremoto del 9-N en el que Mas comprobó la desidia del Estado y pudo, no las tenía todas con él, alzarse como vencedor para liderar de nuevo el independentismo catalán, los dos contendientes en esta misión de Moisés de la causa independentista catalana presentaron sus credenciales con la mirada en una nueva contienda electoral. La independencia de Cataluña pasa ahora a un segundo plano y lo que importa, lo único que importa, es adelantar al contrincante y situarse en cabeza.

Mas tiene la sartén por el mango al ser el único que tiene la potestad de convocar elecciones, y es por eso que si consolida su primera posición en las encuestas no dudará en convocarlas. Mientras, Oriol Junqueras, debe seguir esforzándose por no perder comba, sabiendo que el otro decide los tiempos y por tanto el no puede, en ningún caso, quedarse atrás. Están pensando la jugada con ‘calma chicha, hasta el siguiente sprint.

Mientras sus satélites no paran. Bien sea la sociedad civil, cómodamente mantenida por el poder político, bien sea la prensa, regada con generosidad, bien sean los municipios, amparados por el manto de la Generalitat, siempre hay algún estamento que hace de punta de lanza. Ahora toca a los Municipios. Ayer, Vic, aprobó una moción pidiendo al parlamento catalán que se posicione en favor de la Declaración Unilateral de Independencia. A Vic le seguirán otros, como hicieron con el primer referéndum independentista municipal o la ausencia de la bandera española en los edificios municipales. Calma chicha, no. Labor de zapa, más bien.

No entiendo nada. Si bien la opción independentista solo aglutina un tercio de los ciudadanos, no para de subir peldaños en muchos casos sin oposición ninguna. ¿Entienden las dos terceras partes restantes que deben hacer lo mismo y reconquistar ámbitos que han regalado al secesionismo? ¿Está el Estado en disposición y voluntad política de ayudarles? ¿Alguien me lo explica?​

 

TEMAS |
Fondo newsletter