«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Dos ciudades, dos credos: Enfrentados

Dos amores fundaron dos ciudades; el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial…

Cuando un niño es débil en el andar, el católico es el que sabe que debe estrechar la mano a su amoroso Padre para no caerse y hacerse daño, y el liberal el que se acaba cayendo pensando como un soberbio que esa mano es un mal que le esclaviza.

Cuando un niño comete faltas ortográficas y no obra correctamente, el católico es el que sabe por su bien que debe corregirle para que aprenda a escribir, y el liberal bajo apariencia de bondad pero que encierra un egoísmo despreocupado le quita las reglas ortográficas y le deja escribir como le da la gana haciendo toda clase de estropicios.

El católico ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como con justicia se ama a sí mismo. El liberal se ama a sí mismo sobre todas las cosas y al prójimo le tiene como un cero a la izquierda.
 

“Dos amores fundaron dos ciudades; el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda en Dios. Aquélla busca su gloria en los hombres, y ésta tiene su mayor gloria en Dios, testigo de la conciencia. Aquélla exalta su cabeza con su gloria; ésta dice a su Dios: ‘Tú eres mi gloria y quien exalta mi cabeza’ (Sal 3, 4). Aquélla en sus príncipes o en las naciones que subyuga es dominada por la ambición de poder; en ésta se sirven mutuamente en caridad los príncipes aconsejando y los súbditos obedeciendo”

San Agustín de Hipona. Padre de la Santa Iglesia Católica.

 

TEMAS |
.
Fondo newsletter