Ayer Pedro Sánchez me recordó a Felipe González, no porque a muchas les pareciera guapo el ex presidente, sin negar que eso tuvo que ver en que su campaña “por el cambio” se ganó el favor femenino, Pedro ”Pedrito, el guapo” como le llamaban en un programa de televisión de Intereconomía que le dio a conocer, dijo en Ferraz –recién afirmado por el voto- que sabrá estar “tan a la izquierda como lo esté la militancia”.
La frase es clave. Lo dice todo. Él estará donde “la militancia” quiera estar. Resulta curioso porque viene del candidato del verdadero establishment socialista: Susana Díaz, José Blanco, Ramón Jáuregui, Trinidad Jiménez, incluso un refugiado bajo su axila (Sánchez mide casi dos metros) Alfredo Pérez Rubalcaba. Resulta significativo, porque no puso límites. Recordaba a Zapatero cuando dijo, antes de ser candidato, aprobaré lo que salga de Cataluña… y salió el Estatuto de Cataluña, el origen del actual problema catalán. Pero Sánchez, con la bella Begoña escondida entre las primeras filas, no puso límites a un posible “frente popular” de la izquierda de este país. Cosa que a muchos le parece el principio del fin del PSOE, si Sánchez cabalga esa pradera.
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Pero decía que me recordaba a Felipe González. Lo decía porque conocía “Isidoro” en tiempos de aquella clandestinidad, en la que él se movía como laboralista. Todos sabían quién era, pero nadie le perseguía (nota para los guionistas de “Cuéntame”). Fui a verlo de cerca a la puerta de la Magistratura de Trabajo de Barcelona. Felipe “Isidoro” acudía como abogado de los trabajadores de Miniwatt, empresa que había protagonizó una “huelga pim-pam-pum” de aquellas de los setenta. Felipe llegó muy justo de tiempo, cuando saludó al comité de empresa le daban detalles a borbotones: “Compañero, a muerte”, “A por ellos”. El, muy circunspecto les hizo callar y les dijo: “Tenéis que decir si negocio y saco todo lo que se pueda sacar, o rompo y os quedáis a lo que diga el juez. Pero decididlo en un minuto. Espero en la puerta”.
Aquella frialdad, de leguleyo tal vez sea lo normal, a mí me pareció sintomática: Le daba igual y era práctico. Para que andarse por las ramas. Quince minutos después salía de la sala, se cerraba el asunto con la ya bendecida propuesta que había presentado la UGT. A eso sonaba ayer lo de Pedro Sánchez: A mí me da igual,. Yo quiero ser el piloto. Lo demás es lo de menos”- Es la era de las camisas blancas para el PSOE, aunque el candidato sea un confeso del Atleti.