«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cristal con que se mira

Dice Ramón de Campoamor: “Y es que en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira”. La frase se cumple a rajatabla en el mundo político donde parece que la verdad, los hechos, deben interpretarse no a la luz del sol, sino solo con la mirada viciada del partidismo.

Según la idea imperante actual, la cárcel no es deseable para nadie, es un mal menor al que debe ser sometido todo aquel que por otros medios no se sociabiliza según los cánones imperantes. Este criterio, que seguramente tendría muchos más adeptos en la llamada sensibilidad de izquierdas, se va a freír espárragos cuando hablamos de algún truhan de la derecha; entonces la cárcel se transforma no en hogar reinserción sino en el lugar necesario para el consiguiente escarmiento y poco le falta para ser valorado como el instrumento de venganza de la sociedad para el que ha osado tomarnos el pelo. ¿En qué quedamos?: Campoamor, con su cristal, nos responde.

Los casos de Matas, en la cárcel entre aplausos de sus adversarios políticos. Los Nuñez, en la calle, sin especiales protestas, políticamente no son nada interesantes. Y Bárcenas, la encarnación de la derecha ruin, ¡escándalo si sale! Evidencian está contradicción en el análisis de una misma realidad. La diferencia fundamental entre estos casos no es la magnitud del delito, pocos saben cuál fue, sino el interés político en mostrar que el contario tiene reclusos propios por choriceo a espuertas.

No entiendo nada. Si hay sociedad civil, si hay víctimas y, especialmente, si hay ley y fiscales, ¿Qué puñeta pintan los partidos políticos haciendo de acusación particular en los casos, y solo en estos casos, en que el  acusado es un adversario electoral? ¿Alguien me lo explica?​

 

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