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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de Spotlight: El periodista es noticia

El periodista no es noticia; aquello que firma lo es. No obstante, es innegable el poder de atracción de la figura del periodista sobre el cine y la televisión, donde se le han dedicado multitud de películas y series. La última muestra es Spotlight (Tom McCarthy), una oda al equipo de investigación de The Boston Globe donde se pone excesivo acento en el desagradecido trabajo periodístico por encima de la noticia, un truculento caso a gran escala de abusos sexuales en la Iglesia.

Desarrollada únicamente entre redacciones y despachos, Spotlight se configura como una sucesión de entrevistas encadenadas con tremenda objetividad que llevan en su conjunto a la visión global de un escándalo del que no se aportan imágenes. El espectador, casi como un periodista más, asiste a la creación de un reportaje destinado a cambiar el statu quo, un proceso en el que varios periodistas -encarnados por un reparto estelar formado por Mark Ruffalo, Rachel McAdams y Michael Keaton– de los que apenas se conoce ninguna faceta más que su trabajo luchan contra todos los elementos para sacar adelante la noticia.

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Se trata de una cinta impersonal y excesivamente objetiva que funciona como un trabajo periodístico sobre un asunto de tremenda importancia más que como un thriller. Porque no se lleven a engaño: en Spotlight no verán más que a un grupo de periodistas luchando contra el orden establecido para publicar una noticia incómoda. Porque ellos son los protagonistas por encima de la historia que relatan, una trama de suma importancia sobre los abusos sexuales a menores que cometieron varios miembros de la Iglesia con el conocimiento de la archidiócesis de Boston por cuya investigación los periodistas llegaron a ganar el premio Pulitzer en 2002.

Es acertada la decisión de McCarthy de prescindir del sensacionalismo, pero falta en Spotlight humanidad y cercanía. El ritmo constante no permite despegar a una película que pone excesiva distancia entre el espectador y el suceso sin intención de hacer una denuncia contundente de un caso que afectaba a todo un tejido social.

Spotlight es una película con un mensaje importante que se apoya en diálogos con momentos brillantes -«¿Cómo le dices que no a Dios?», dice un entrevistado- para mostrar el trabajo de sacar la pura verdad a relucir, sin adorno alguno. Y esa verdad, por muy aterradora que sea, es por fin escuchada para que todo el mundo la entienda.

Puntuación: 3,5/5 

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