Según un informe de casi seiscientas páginas publicado en el año 2001 por el Gobierno británico, el centro médico retiró corazones y órganos de los cadáveres de miles de niños sin el consentimiento de los progenitores.
Tras conocerse que el magistrado que ha ‘condenado a muerte’ al pequeño Alfie Evans es un conspicuo miembro de una organización LGTB, el portal español Infocatólica ha recordado que el hospital Alder Hey de Liverpool – donde ahora se encuentra retenido el infante – ya protagonizó un escándalo médico destapado en los albores de la presente centuria.
De esta forma, según un informe de casi seiscientas páginas publicado en el año 2001 por el Gobierno británico, el centro médico retiró corazones y órganos de los cadáveres de miles de niños sin el consentimiento de los progenitores. Este documento fue encargado por el entonces ministro de Sanidad, Alan Milburn, quien reaccionó con premura a la indignación suscitada entre la opinión pública.
Tal y como relató Milburn ante la Cámara de los Comunes, el hospital Alder Hey no se limitaba a extirpar órganos de cadáveres. No en vano, en 2001 almacenaba centenares de partes de cuerpos yertos, entre ellas una colección de cabezas de la década de 1960.
La investigación dirigida por el Ministerio de Sanidad, según recoge Infocatólica, concluyó en su momento que las inmorales prácticas del hospital se agravaron entre los años 1988 y 1995. En este tiempo, el patólogo Dick Van Velzen mintió a ‘los padres, a otros médicos y a los directivos del hospital’ para alcanzar sus deletéreos propósitos (en cualquier caso, no fue el único responsable).
El patólogo, además, falsificó grabaciones e informes, así como incitó a otros miembros del personal a perpetrar actos de tan inmoral cariz. Así, el doctor Velzen ‘ordenó sistemáticamente la retirada ilegal y contra toda ética de todos los órganos de niños muertos’ (o a sí lo relató Milburn, al menos).
Milburn, que se confesó horrorizado, agregó que el patólogo falsificó grabaciones e informes, así como que incitó a otros miembros del personal a cometer ese mismo tipo de actos. Durante ese período, el profesor Velzen ‘ordenó sistemáticamente la retirada ilegal y contra toda ética de todos los órganos de niños muertos’, aseveró el ministro.
El informe revelaba tal desorden moral y falta de escrúpulos a la hora de tratar con órganos humanos que el Gobierno británica anunció una reestructuración del equipo directivo del centro y una reforma de la ley para evitar nuevos escándalos de este tipo.
Pero el hombre es el único ser, precisamente por su naturaleza libre, que puede tropezar dos veces en la misma piedra. Hoy, el hospital que otrora hacinase cadáveres niega el derecho a vivir a un niño de 23 años.