Cuando se tiene al enemigo en casa, no hay tiempo que perder ni corrección polĆtica que mantener
Atentos a este dato. SegĆŗn el Ćŗltimo informe de la AsesorĆa de Inteligencia y ConsultorĆa de Seguridad (AICS), en EspaƱa existen unas 800 āmezquitas encubiertasā que son centros de reunión para la oración claves para las actividades de captación y reclutamiento y que no estĆ”n controladas por las Fuerzas de Seguridad.
Un dato que unimos a una reflexión. El imĆ”n de Ripoll, presunto autor intelectual del atentado de Barcelona y responsable del proceso de radicalización de los asesinos terroristas, era lĆder espiritual de toda una comunidad. ĀæQuĆ© decĆa en los rezos? ĀæNo llamaron sus palabras la atención de mĆ”s de un fiel musulmĆ”n? ĀæHay culpables por omisión del ataque que acabó con la vida de 16 inocentes? Son preguntas, las relativas a la existencia y realidad de cientos de mezquitas en EspaƱa, que deberĆan figurar ya en todos los documentos de lucha contra el terrorismo. Cuando se tiene al enemigo en casa, no hay tiempo que perder ni corrección polĆtica que mantener.
No escuchan
Pero ya lo dice el refrĆ”n, no hay peor ciego que el que no quiere ver (o peor sordo que el que no quiere oĆr, podrĆamos aƱadir). Resulta que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado tras la vergonzosa actuación del separatismo radical y violento de CataluƱa que le abucheó a Ć©l y al rey Felipe VI, que ālas afrentas de algunosā no las han escuchado. Se impone una visita al otorrino, seƱor Rajoy. Porque hubo afrentas y se oyeron alto y claro. Y mirar hacia otro lado -como por otro lado llevan haciendo los gobiernos centrales de todo color y condición durante dĆ©cadas- no le ayudarĆ” a solucionar un problema -el del odio a EspaƱa- que hemos comprobado va mucho mĆ”s allĆ” de la lucha por la colocación de unas urnas.
Juana
Estaremos muy pendientes este lunes del caso Juana. La mujer que escondió a sus hijos contra los dictados de la Justicia debe entregar a los menores a su padre y se enfrenta, de no hacerlo, a graves consecuencias penales. Un caso difĆcil de analizar, con dolorosas connotaciones por cuanto afecta a dos niƱos y con muchas, muchas lagunas. La pregunta sigue siendo la misma: ĀæHabrĆa sido igual la actuación judicial y policial si el fugado con dos niƱos hubiera sido el padre de las criaturas?
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