Un tipo de bacteria que se alimenta de uno de los gases que provocan el efecto invernadero ha sido descubierta en lo profundo de un lago subglacial de la Antártida.
Unas bacterias que se alimentan de metano han sido descubiertas a unos 800 metros por debajo de la superficie de la capa de hielo de la Antártida y este sorprendente hallazgo podría tener una gran importancia en la prevención del calentamiento global, según un estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de las estadounidenses universidades estatales de Montana y de Luisiana y de la Universidad de Aberystwyth (Gales).
Estas bacterias fueron descubiertas en el lago subglacial Whillans, de 60 kilómetros cuadrados, que se encuentra debajo de la superficie de la Antártida, según el estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
El lago ha estado aislado del contacto directo con la atmósfera durante miles de años y los científicos creían que no albergaba vida.
El análisis de las bacterias recuperadas de lago Whillans reveló que estos microorganismos ganan energía a través del consumo de metano. Se encontró que también consumían casi el 99% del gas contenido en el lago.
El descubrimiento de los científicos es de gran relevancia, ya que constataron que la manera en la que estas bacterias convierten químicamente el metano subglacial podría ayudar a combatir el impacto negativo que este gas tiene en la atmósfera de la Tierra.