Lo de este país, no tiene pase. Dice la Comisión de Mercados y de la Competencia pudo haber hecho trampa en la subastas en el mayoreo de la electricidad previa al tarifazo del pasado diciembre y que el ministro Soria anuló para evitar un aumento de la luz del 11%. De ello podría derivarse una “sanción muy grave” lo que se llevaría por delante el prestigio nacional e internacional de la compañía que dirige Ignacio Sánchez Galán. Salvo patinazo del órgano controlador de la Competencia no me explico ¿Cómo han puesto a esa eléctrica española, una de nuestras “transatlánticas” a riesgo de una multa que podría llegar a ser de 30 millones de euros? y, aun peor, asomarla al abismo de la desconfianza de sus clientes españoles, escoceses y norte y latino americanos.
Las empresas españolas de commodities no pueden hacer trampas. Confiamos a su ética nuestros servicios de consumo básico: agua, luz, teléfono y gas no pueden fallarnos. Hacer trampa con ello debe tener un duro castigo –caso de comprobarse- como lo tuvo para los seis grandes bancos europeos de relumbrón que hacían trampas al construir el Euribor. Les han multado con 1.720 millones de euros. Iberdrola era, por cierto, una excepción en una muy laxa política de “puerta giratoria” de la mayoría de nuestras empresas reguladas, en las que abrevan Pedro Solbes, Elena Salgado, Felipe González o José María Aznar.
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Todos abrevando de antiguos favores o un guarrísimo do ut des (te doy para que me des). Nuestros políticos les venden sin decoro sus servicios como “mamporreros” poniendo a su servicio sus agendas que hemos pagado entre todos. Así es con Gas Natural-Fenosa o con Endesa y también en nuestra Telefónica la empresa que fichó a Urdangarín, al marido de Soraya Sáenz de Santamaría, por muy abogado del Estado que sea o a la esposa de Edu Madina, el candidato al liderar el PSOE a la que el grupo que preside Céasr Alierta sacó del desempleo para colocarla en playa segura, en el departamento de Relaciones Institucionales. Money for nothing, dinero por nada.
Ya perdimos nuestra confianza en el sector financiero, tras la crisis de las cajas de ahorro, ¿ahora tenemos que desconfiar de los suministradores de servicios básicos?
