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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

‘Kichi’ González o apostasía de un podemita roterdamés

El Alcalde de una de las ciudades más antiguas de Europa debería ser una persona con sabiduría.

BUENOS AIRES.- Desde Andalucía nos llegan las expresiones vertidas el pasado 12 de Octubre por el profesor José María ‘Kichi’ González, alcalde de la tres veces milenaria ciudad de Cádiz. Declaraciones irresponsables que nos hacen mal a todos.

Profesor de Geografía e Historia, anticapitalista y activista de Marea Verde. Dice Kichi González: “Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios». Considera que no hay «nada que celebrar “… “Lo que ocurrió en América Latina fue un genocidio”.

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“No estaría nada mal que los españoles reconociésemos que cometimos un genocidio, porque así nos mirarían con orgullo las generaciones venideras” y lamenta  que haya “multinacionales españolas que siguen perpetuando ese estilo colonialista en América Latina” (J. M. González Santos, 12/10/2015).

Estaría pésimamente mal que se falte a la verdad en forma masiva. Nuestros antepasados españoles no fueron genocidas. No puede juzgarse con la mentalidad del presente un choque de culturas ocurrido hace cinco siglos. Ni tampoco la colonización de un continente que estaba habitado parcialmente.

El Alcalde de una de las ciudades más antiguas de Europa debería ser una persona con sabiduría. González demuestra un total desconocimiento de la historia americana. Apostasía de una de las culturas más trascendentes del planeta, la hispanidad. Un discurso fácil para favorecer quien sabe a quien, o ganar protagonismo político a costa de los más inocentes.

Ignora González que América del Sur está habitada en gran parte por mestizos, producto de la fusión iberoamericana. Los pueblos originarios son nuestros socios, amigos y hermanos. 

Las declaraciones de Kichi González ponen en conflicto el espíritu de los sudamericanos. Fomentan el resentimiento y la división entre los pueblos. Nos confrontan por la defensa y el amor hacia nuestros antepasados. 

El día 12 de octubre no debería ser una fiesta nacional española con desfiles militares y ostentación de fuerza. Debería ser una celebración bicontinental. El encuentro de dos culturas: la europea y la aborigen americana. El resultado está a la vista. La hispanidad sin América no tiene razón de ser.

Gracias a Dios podemos festejar ese encuentro. Nunca hubo tantos descendientes de pueblos originarios como ahora. Sus dirigentes ocupan funciones destacadas en la política regional.

En un principio ese encuentro o choque de civilizaciones fue violento. Una fusión de razas que le costó la vida a muchos españoles, portugueses y criollos de las maneras más crueles que puedan imaginarse. El explorador Juan Díaz de Solís murió descuartizado, asado y devorado por caníbales en 1516. Juan de Garay, fundador de Buenos Aires y 14 expedicionarios, fueron asesinados por indígenas el 20 o 22/3/1583.

¿Cuantas familias criollas sufrieron los malones que se llevaban a sus mujeres y nunca más las volvían a ver?

En el Río de la Plata se recuerdan los primeros enfrentamientos ocurridos entre colonizadores y querandíes. Después las tribus indígenas se corrieron hacia el interior de un territorio inmenso con espacio para todos.

El historiador Ricardo Levene en su “Historia Argentina y Americana” (Bs. Aires, 1974) sostiene: “Es erróneo el concepto de que la colonización del Nuevo Mundo es un acto oficial y de despótica dirección por un poder absoluto”. Levene destaca las ventajas del sistema de adelantazgos, la iniciativa privada y combinación de esfuerzos. “La colonización fue una empresa popular”, afirma el historiador argentino.

Levene también nos explica que la falta de riqueza minera y de grandes poblaciones indígenas, le dieron al asentamiento español en el Río de la Plata un carácter colonizador. Nuestras luchas contra los aborígenes durante la época colonial siempre tuvieron por objetivo la defensa de la población y sus medios de subsistencia, el ganado y tierras de labranza. 

Son tantos los argumentos para rebatir la falacia del roterdamés, que sería interminable la exposición. Sólo tres ejemplos para la reflexión histórica. 

1) Las Misiones Jesuitas. Su intenso trabajo dedicado al estudio, integración y desarrollo de los guaraníes con los hispanoportugueses. 2) El casamiento de Leonor Palla Yupanqui, hija de Manco Capac Yupanqui, con el adelantado Juan Ortiz de Zarate. De esa unión nació Juana de Zárate que fue legitimada por Real Cédula de Felipe II el 4/6/1570. El nieto, Juan Alonso de Vera y Zárate, llegó a ser el primer Gobernador de Tucumán criollo de ascendencia incaica y española. 3) Las Ordenanzas promulgadas por Hernandarias el 22/11/1603 en Asunción, publicadas en idioma castellano y guaraní, son un claro ejemplo de la consideración y buen trato con los aborígenes. Los naturales eran protegidos contra los abusos, facilitando su instrucción y educación. Ordenanzas “Dictadas a impulso de un espíritu justo, religioso y honesto” (Ob. Cit.) escribió el historiador santafesino Cervera.

¿Promover el jesuitismo que mejora y eleva a los hombres, es conducta de un invasor genocida? ¿Unirse en matrimonio con la hija de un jefe inca no es una demostración de respeto o integración con los pueblos originarios? ¿Quién puede decir que Hernando Arias de Saavedra (Asunción, 1561 – Santa Fe, 1634) fue un masacrador?

En Argentina ponderamos la conducta de Juan Manuel de Rosas (1793-1877) y sus relaciones con los aborígenes. El caudillo porteño distinguió entre indios amigos y las tribus más hostiles del sur con las que no se podía convivir. Los indios trabajaban en las estancias y formaban parte de las milicias. Inclusive Rosas tuvo un ahijado ranquel llamado Paguitruz Güer o Mariano Rosas.

En tiempos del gobernador Rosas (1829/32-1835/52) los indios amigos venían a la ciudad de Buenos Aires a comerciar sus producciones (leer más).

Durante la Expedición de 1833 se estableció una fuerte guarnición en Choele Choel para defender los campos de las «incursiones de los salvages» (JMR, 1834), situando la frontera meridional argentina en el Río Negro. Según La Gaceta Mercantil del 24/12/1833 la campaña militar había dejado un saldo de: “3.200 indios muertos, 1.200 individuos de ambos sexos prisioneros y se rescataron en total unos mil cristianos cautivos”. 

Mucho más polémica es la actuación del general Julio Argentino Roca (1843-1914) durante la Conquista del Desierto (1878-1885), calificada como un genocidio por el periodista Osvaldo Bayer. 

Pero el recuerdo más fresco y difícil de justificar es la masacre de indios pilagás en la provincia de Formosa durante el gobierno del Gral. Juan Domingo Perón. La Gendarmería asesinó más de 300 aborígenes con descargas cerradas de ametralladora en octubre de 1947.

Vale decir, no hace falta que ningún español reniegue de nuestros antepasados para referirse a enfrentamientos con aborígenes o al sufrimiento indígena. Hay mucho para hablar después de la emancipación de 1810.

En EE.UU. y Canadá no se puede festejar o conmemorar el encuentro de dos culturas, por que sus pueblos originarios fueron aniquilados casi por completo. Para ver un aborigen hay que ir a las poquitas reservas indígenas existentes o imaginarlos en las películas del oeste. En EE.UU. la población indígena no llega al 1 %. Los anglosajones por ley tenían prohibido mezclarse con las razas nativas. ¿Por qué no habla de eso el Sr. Alcalde de la ciudad de Cádiz, Dn. José María González Santos? 

Afortunadamente existen las multinacionales españolas. Si hoy tenemos una región con servicios modernos e infraestructuras, se lo debemos en buena medida al saber hacer y a los capitales españoles que lideraron las inversiones desde los años noventa. Sólo después se acoplaron estadounidenses, británicos, franceses, italianos y alemanes, en una época en que ni los mismos argentinos se animaban a poner sus fortunas al servicio del país. 

Esos son los capitales que movilizaron nuestro trabajo para recuperar la senda del progreso. Con todos sus defectos o problemas, las empresas ibéricas son altamente competitivas, mucho más amigables y justas en la negociación, que las de otras potencias. 

Si González quiere defender a los nativos americanos, el mestizaje o lo que el considere la posición más débil, que por favor deje de utilizar la terminología napoleónica, que es la que más ofende el espíritu de nuestros pueblos y distorsiona las identidades culturales. Lamentablemente el Papa Francisco también la utiliza (leer más). “La latinité es una invención francesa para justificar sus pretensiones de dominio sobre Méjico”, afirma el filósofo argentino Alberto Buela Lamas. 

Desde el Cono Sur instamos al Sr. Alcalde de la ciudad de Cádiz a dejar de hablar de un tema que desconoce y saber distinguir a quienes falsean el relato histórico manipulados por intereses geopolíticos.

En cambio, nos gustaría escuchar al profesor andaluz González hablar con orgullo de Argantonio, la Tarsis bíblica, y la Cultura de los Millares y El Argar. Es ahí donde encontrará las raíces hispánicas más profundas. En su querida Andalucía. Ispnya (*) fue en la antigüedad tierra donde se forjaban metales, mucho antes de que Roma existiera. 

Foto. José María ‘Kichi’ González Santos y Pablo Iglesias, militantes del partido español Podemos en el Ayuntamiento de Cádiz, España.

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(*) CSIC – Jesús Luis Cunchillos y José Ángel Zamora.

 

 

 

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