La imposición de la ideología de género en las aulas, que cuenta con la anuencia de la mayoría de los partidos, sólo es criticada por el UKIP
La imposición de la ideología de género en las escuelas de los países europeos no es una quimera, sino una realidad contrastable e irrefutable. En España, por ejemplo, distintas comunidades autónomas han aprobado leyes, con el apoyo de todos los partidos, que tornan el adoctrinamiento LGTB en cuestión obligatoria en todos los colegios: tanto públicos como concertados y privados.
Esta ominosa realidad también estará presente en el sistema educativo británico a partir de septiembre de 2019. De esta manera, tal y como ha anunciado la secretaria Justine Greening, la educación sexual será obligatoria y, además, no estará basada en la biología, sino en los ‘valores’ de la teoría de género.
Así se desprende de la respuesta del Departamento de Educación al activista gay Peter Thatchell, quien escribió una epístola en la que preguntaba si la nueva asignatura inculcará los dogmas LGTB a los infantes: ‘En lo que se refiere a sus preocupación de que la asignatura de Educación Sexual no incluya cuestiones LGTB, podemos asegurar que el departamento espera que todos los colegios se afanen en que los niños, sea cual sea su identidad sexual o de género, perciban que la asignatura es relevante para ellos y sensible a sus necesidades’, reza la réplica, que prueba la orientación homosexualista que seguirá la asignatura.
Cabe recordar que los colegios británicos ya están obligados promover la homosexualidad y la variabilidad de género – bajo el disfraz de ‘valores británicos’ – como consecuencia de las reformas del anterior y neoliberal secretario de Educación, Nicky Morgan, quien aseveró en su momento que impedir que los niños sean educados en los valores LGTB no es sino negarles ‘la oportunidad de crecer en la Gran Bretaña moderna y multicultural’.
La imposición de la ideología de género en las aulas, que cuenta con la anuencia de la práctica totalidad de los partidos británicos, sólo es criticada por el UKIP. No en vano, su portavoz educativo, David Kurten, ha aseverado que ‘el material educativo’ sobre cuestiones de sexo e identidad disponible en las escuelas primarias es ‘explícita y manifiestamente inapropiado’, así como ha alertado de que más movimientos dirigidos a fomentar la transexualidad podrían terminar por ‘dañar el desarrollo natural de los niños’.
El comunicado de la Iglesia de Inglaterra
En relación con esto, cabe decir que la Iglesia anglicana difundió hace unas semanas un comunicado en el que impelía a las escuelas bajo su jurisdicción a permitir que los alumnos experimenten con sus identidades sexuales y de género: ‘Los alumnos necesitan poder jugar con las capas de la identidad de género’.
No es ésta una afirmación aislada en la nota de la Iglesia anglicana, sino más bien constituye un buen resumen del espíritu de la misma. Así, abunda con reiteración en la misma deletérea idea: ‘Los niños deben ser libres de explorar las posibilidades de quiénes son sin que sean juzgados o escarnecidos. Por ejemplo, un niño puede elegir un tutú, un disfraz de princesa y zapatos de tacón; o un casco de bombero, un cinturón de herramientas y disfraz de superhéroe’, reza el comunicado, cuyo aparente propósito es concienciar sobre el acoso escolar ‘homofóbico’.