«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Leer con perros, una terapia innovadora para niños con necesidades especiales

Una pata levantada o una oreja erguida es la señal de que algo va mal en la lectura: una error de pronunciación, una palabra que no se entiende o un ritmo demasiado rápido.


Cambiar el rol de alumno a «profe» es la idea sobre la que se asienta una terapia innovadora, que consiste en que niños con dificultades de aprendizaje o integración leen libros a un perro. Gracias a la conexión emocional que se establece entre ambos mejoran sus habilidades lectoras y también su autoestima.
Una manta en el suelo es el espacio de trabajo en el que se sitúan el niño, el can y su dueño, que, además, es el terapeuta.
Y comienza la sesión. Durante veinte minutos el pequeño lee un cuento al perro pensando que le está enseñando, que ejerce de profesor y tiene que sentir que el animal le está escuchando.
Una pata levantada o una oreja erguida es la señal de que algo va mal en la lectura: una error de pronunciación, una palabra que no se entiende o un ritmo demasiado rápido.
En España, la terapia comenzó en 2012 de la mano de Perros y Letras, la organización que la trajo desde Estados Unidos, donde el programa se denomina READ y lleva funcionando más de veinte años.
El objetivo es mejorar las habilidades lectoras de niños con necesidades educativas especiales, desde aquellos que tienen un trastorno del espectro autista, síndrome de Asperger, déficit de atención e hiperactividad, o que simplemente «necesitan un empujón» porque tienen problemas de autoestima e integración, explica Elena Domínguez, directora de Perros y Letras.
El colegio público «El Sol» de Madrid lleva desde el curso pasado siguiendo esta terapia y Gael es uno de los «lectores». Bea, una perra de raza labrador, escucha atentamente como este alumno de 7 años le lee el cuento que previamente ha elegido.
«La pobre Bea nunca se entera de nada, siempre hay que explicarle todo», señala Elena, que es la encargada de que la perra haga su señal para indicar al niño que algo no va bien, como, por ejemplo, que «supuestamente» no sabe qué significa una palabra.
La terapeuta anima al niño a buscar la definición en el diccionario para luego explicarle a Bea su significado. «¿Lo has entendido?», le pregunta al oído Gael a la can levantándole la oreja.
Después le toca el turno a Alejandra, de 7 años, y posteriormente, a Nayara, de 9. Sus compañeros han visto como la perra ha ido a recogerles a la puerta del aula y como la llevan de la correa hasta la sala donde se realiza la terapia.
De esta forma sienten que son «los elegidos», por lo que la terapia también sirve para mejorar la relación con sus iguales, asegura Elena.
Las sesiones son individuales y se realizan una vez a la semana durante veinte minutos, que a los niños se les hacen muy cortos. «¿Ya?», preguntan todos cuando Elena les indica que han terminado.
Esto es algo que sorprende, según Susana de Pedro, directora de comunicación de Dingonatura, empresa que patrocina el proyecto. «Se trata de niños que, a veces, les cuesta estar sentados cinco minutos en una silla, y aquí están veinte en la manta, se consigue mantener su atención».
En tres semanas se pueden empezar ya a notar resultados como el incremento de la fluidez lectora y la motivación, aunque se observan «fehacientemente» en doce sesiones, según los datos de la Universidad Complutense de Madrid, que colabora en el proyecto.
Pilar, la madre de Gael, está «encantada» con la terapia, de la que solo ve «ventajas». Antes de empezar, su hijo «no veía ni puntos ni comas y ahora sí. Además, le gusta más leer, le cuesta menos concentrarse y, a medida que ve los avances que tiene en la lectura, se siente más seguro».
Son los colegios, a título individual, los que se ponen en contacto con la organización. «Los pioneros en España fueron los de Tres Cantos (Madrid) y, a partir de ahí, ha sido como una bola, ha funcionado el boca a boca», asegura Elena.
La directora del Colegio «El Sol», Susana Rodríguez, ha explicado que después de los resultados obtenidos el año pasado decidieron continuar este curso. «Hemos visto que los que participaron han evolucionado de forma muy positiva, tanto en lectoescritura, como en autoestima y desarrollo personal».
Perros y Letras tiene ya presencia en cuarenta colegios de diez provincias y, en algunos casos, cuenta con la colaboración de las concejalías de educación y de universidades.
Fundamentalmente se trabaja con alumnos de primaria, aunque en La Coruña se está empezando en secundaria, a través de un proyecto piloto con el apoyo de la Universidad de Santiago de Compostela.

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