Un estudio del Pew Research Center revela que los cristianos fueron el colectivo religioso más perseguido en 2016.
En los últimos años, la libertad religiosa ha menguado en el conjunto del orbe. El auge del fundamentalismo islámico, la situación de conflicto existente en muchos lugares del mundo (especialmente África y Oriente) y el avance del laicismo en todo Occidente han contribuido a que esto ocurra.
Así se desprende, al menos, del último estudio elaborado por el Pew Research Center, que revela que las restricciones sobre la práctica y las creencias religiosas se han incrementado en 2016 por segundo año consecutivo. En este sentido, el think tank estadounidense ha concluido que el 28% de los países del mundo presentaban en 2016 ‘importantes’ o ‘muy importantes’ niveles de restricciones legislativas a la religión. Estas cifras constituyen un incremento con respecto al 25% de 2015 y el 20% (y esto es más sustancial) de 2007.
De esta forma, el estudio del Pew Research Center abunda en las diversas formas que adoptan estas restricciones: ‘La mayor parte de los países del mundo tienen restricciones sobre la migración, ya sea a través de leyes que limitan acciones como la predicación o la conversión, o actos consistentes en la detención, el desplazamiento y el asalto de miembros de grupos religiosos. Hay un subconjunto de países, en cualquier caso, que presentan unos niveles altos de restricción gubernamental sobre la religión’.
Entre todas las naciones, en 2016 fue China el país con un mayor número de restricciones sobre la religión, mientras que India – otro país asiático – presentó los niveles más elevados de hostilidades religiosas: ‘Ambos países presentan los niveles más altos de restricciones en estas respectivas categoría, no sólo entre los 25 países más populosos, sino en el conjunto del orbe‘.
Los cristianos, los más perseguidos
Otra de las revelaciones del sugerente estudio concierne a los cristianos: de acuerdo con él, son ellos quienes más padecen los efectos de estas restricciones sobre la religión; los más acosados (ya sea por los laicistas o por los fundamentalistas islámicos).
Recordemos, a este respecto, que la persecución contra los cristianos se incrementó de modo dramático entre 2015 y 2016 (de 128 países en que ésta tenía lugar se pasó a 144). Basta con echar un vistazo a la situación de los fieles en países como Nigeria, China, Arabia Saudí o Irán para percatarse de que estos datos – que deberían movernos a la acción – son ciertos.
El compromiso de Trump
Desde su investidura como presidente de Estados Unidos, una de las principales preocupaciones de Donald Trump ha sido garantizar la libertad religiosa. De este modo, promulgó una orden ejecutiva al respecto y muchos de los miembros de su Gobierno han reflexionado en ingentes ocasiones. Es el caso del secretario de Estado, Mike Pompeo, quien el pasado mes de mayo motejó la libertad religiosa de ‘más fundamental de los derechos humanos’ y que, por tanto, ‘Estados Unidos no permanecerá como espectador ante la persecución de muchos con motivo de su religión’.
En este sentido, Pompeo ha abundado en la importancia de la libertad religiosa en la construcción de Estados Unidos como nación: ‘La libertad religiosa fue vital en los albores de EEUU. Defenderla es crítico para nuestro futuro (…) Es un derecho que pertenece a todo individuo’.