La fantasía pornográfica de la jefa permite situaciones de abuso encubierto. Eres menos hombre si tu jefa abusa de ti y no quieres.
Comienzas en un nuevo trabajo. Te asignan un nuevo puesto. Tienes nuevos compañeros. Y nuevo jefe. El drama de muchas mujeres españolas viene normalmente por estos dos últimos elementos. Jefes o compañeros que las acosan y abusan de ellas, en última instancia. ¿Pero y si eres un hombre?
La mayor parte de las mujeres disponen de, en el peor de los casos, rudimentarios mecanismos para hacer frente a esa situación. Bien sean judiciales. Bien sean propios internos de la empresa; en la forma de partes, peticiones de traslado del acosador o mediación de expertos. Lo concienciación de la empresa influye en lo mejores o peores que serán estos mecanismos, que incluso pueden ser activados por compañeros de plantilla que vean comportamientos de abuso.
¿Pero y los hombres? La barrera primera es clara. Nadie les va a creer, es obvio, nuestra sociedad establece de facto que un hombre no puede sufrir abuso, solo una mujer. Pero la segunda barrera es más perniciosa: eres tonto por no aprovecharlo. Nuestra sociedad ha construido el mito de la jefa explosiva, sexualmente activa, que se acuesta con un empleado al que luego puede favorecer profesionalmente. Si no te creen, es malo. Pero si te creen, es peor porque te juzgan menos hombre.
Este mismo camino sucede igual en la oficina. Sucede igual en los grupos de amigo. Sucede igual a nivel social. Y desde luego sucede igual a nivel judicial. Parecen casos inverosímiles, difíciles de sacar adelante por la empresa o el afectado. Pero solo lo parecen. Una asesoría jurídica experta, como la de Patón y Asociados; no solo permite sacarlos adelante sino de conseguir resultados que protejan de manera efectiva al afectado.
Por Juan Rivera Crespo, de Patón & Asociados
