«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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Rehenes de la mentira

20 de abril de 2024

De las grandes mentiras de la humanidad, me molestan de forma especial dos. Eso de que una imagen vale más que mil palabras, y aquella de que el nacionalismo vasco —como el catalán o el gallego— puede ser moderado o radical, incluso que es una ideología respetable como cualquier otra. No, no todas las ideologías son respetables, pero menos lo son cuando se apoyan sobre falsedades colosales.

El caso del nacionalismo vasco es terrorífico, tanto como su inusitado éxito propagandístico en las provincias vascongadas. Desde Vizcaya, donde fue parida la gran patraña por el hoy admirado y blanqueado Sabino Arana, hubo de extenderse a Guipúzcoa y Álava, provincias que no se habían enterado de sus milenarios orígenes, hasta llegar a Navarra.

La locura nacionalista vasca ha logrado hacer creer a buena parte de la sociedad española que los vascos son un pueblo aparte por encima del resto del mundo, pero sobre todo del español. Tanto, que hasta el Partido Popular ha hecho suya la idea de que los vascos no son superiores, sino diferentes. Es decir, que son superiores, pero no lo pueden decir así. De ahí su querencia y nada oculta admiración por el PNV, quizá el partido más repugnante y traidor que jamás haya existido en nuestra España. A los suyos les han inoculado la idea de que son hijos de la ancestral patria vasca, miembros de un pueblo portentoso que ni siquiera los romanos lograron penetrar por su extremada fiereza —esto es un bulo muy extendido y bastante cómico—, un pueblo oprimido y conquistado mil veces por la fuerza desde España durante siglos.

Sabino Arana ha triunfado. La existencia de un supuesto conflicto inmemorial entre el pueblo vasco y España es la gran mentira que justifica la existencia de la fuerza —mucho antes de nacer ETA— y que se ha trasmitido de padres a hijos con la fuerza de la religión más fanática desde hace más de cien años. El fundador del PNV —un visionario, sin duda— defendió que la violencia sería necesaria para alcanzar sus objetivos, de ahí que no se pueda entender la existencia de ETA sin el Partido Nacionalista Vasco, por más que ahora renieguen de la banda terrorista en periodo electoral. Pese a ello, Sabino Arana es admirado y homenajeado no sólo por sus propios, sino también por tantos ajenos ignorantes atrapados por la mentira que tan bien se sustenta en la ignorancia.

Sobre esta base ideológica, en ocasiones estúpidamente ridícula y en las más de una crueldad terrorífica, las instituciones vascas peneuvistas han saturado la sociedad vasca durante los últimos de cuarenta años. Cuatro décadas de asfixia nacionalista que han provocado la diáspora de más de doscientos mil vascos que un día decidieron huir del horror, de la muerte y, más tarde, la paz del cementerio. Cuatro décadas que han cambiado el censo en Vascongadas. El PNV ha sido la apisonadora de la libertad que recogía las nueces del árbol que ETA sacudía de forma mortal y que ahora se ve devorado por el monstruo que ellos mismos crearon, con el imprescindible concurso del blanqueamiento sanchista.

En estas condiciones, mañana se celebran las elecciones. ¿Podemos decir que son unas elecciones normales? No, jamás lo han sido. Aquello que se sostiene sobre el engaño jamás será libre. Todo aquel que no se haya plegado a las líneas básicas del nacionalismo está condenado a la muerte civil. Y en la actualidad el único partido que no se somete a esta inmensa impostura es VOX.

VOX ha sido agredido durante toda la campaña sin que ningún partido se haya pronunciado. Por desgracia, esta es la tónica de lo que le ocurre en Cataluña y en tantos otros sitios. Recordemos Vallecas. Feijoo, tan preocupado por el lamentable ataque al candidato del PNV, no ha considerado necesario condenar las condiciones en las que Vox ha hecho la campaña. Se ve que esto ya entra dentro de la normalidad ‘democrática’.

Ante todo esto, sólo cabe una opción ante el gran engaño en el que vive la sociedad vasca y que le ha llevado a una quiebra moral total: la enmienda a la totalidad de los presupuestos ideológicos del nacionalismo. Por eso, el voto a VOX es el único voto útil a corto, medio y largo plazo.

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