«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Síndrome de Down: obligada protección

Más del 90% de los casos de síndrome de Down detectados en el embarazo acaba en España en aborto provocado.

El mundo se inundará este miércoles con emotivos mensajes sobre el Día Mundial del Síndrome de Down. Veremos fotografías y frases propias de los mejores libros de coaching emocional. Como siempre en estos casos, la pregunta es… ¿Alzarían la voz con la misma fuerza para pedir el fin de la primera discriminación contra estas personas, la amparada en España por la ley?

Más del 90% de los casos de síndrome de Down detectados en el embarazo acaba en España en aborto provocado. Así, nuestro país se coloca, junto a Islandia y Reino Unido, a la cabeza de los exterminadores de las personas con esta alteración genética.

Entre los años 1976 y 1980 nacían 15 niños Down por cada 10.000 nacimientos en España. Este número bajó hasta los 5,51 por 10.000 en el período 2011-2012. En 2012 nacieron sólo 306 personas con Síndrome de Down; 304 en 2013; 286 en 2014 y 269 en 2015. ¿Hay menos casos? La respuesta es no. Lo que hay es más medios para detectar durante el embarazo las características del no nacido y así… ‘atajar el problema’, si lo hay.

https://gaceta.es/civilizacion/sindrome-downautenticos-si-les-dejan-serlo-20180321-0630/

Un titular de la BBC en 2016 muestra la realidad vigente hoy en día: “La prueba médica que podría acabar con el síndrome de Down (y por qué algunos no quieren que eso ocurra)”. Falso. La redacción correcta debería ser ‘La prueba médica que podría acabar con las personas con síndrome de Down’, puesto que la citada prueba no soluciona la alteración genética. Sólo la detecta.

¿Y cuál es el propósito? Ni más ni menos que eliminar al no nacido de esas características…

El lenguaje inclusivo del Corán

«El lenguaje utilizado en el Corán tiene un carácter inclusivo. Alá hoy diría portavoza». No, no es una broma. Son las declaraciones de la musulmana Amanda Figueras, una periodista española que tras los atentados del 11 de marzo de 2004 decidió convertirse al islam.

La corriente globalista que apuesta por instaurar la idea de que el Islam es «respetuoso» con las mujeres no cesa en su empeño por negar la realidad. Antes de lanzar estas proclamas al aire, Figueras debería repasar la situación de la mujer en el mundo islámico: obligadas a cubrirse por completo, forzadas a contraer matrimonios de conveniencia o lapidadas por mantener «relaciones sexuales inadecuadas».

Surrealismo 'islamofílico': 'El Corán es inclusivo, Alá diría 'portavoza''

Asegura Figueras que hablar del velo es «perder el tiempo»: «Es una prenda liberadora y un derecho». Al mismo tiempo que la periodista realizaba estas afirmaciones, la mujer musulmana símbolo de las manifestaciones contra el Gobierno en Irán era condenada a dos años de prisión acusada de “incitación a la corrupción moral”.

Claro que esos detalles poco importan a los grandes predicadores del globalismo mundial. La maquinaria mediática tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos convirtió el hiyab, la prenda que oprime a las mujeres y las obliga a cubrirse, en símbolo de libertad frente al republicano. 

Defendía Cicerón que la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Es preciso por tanto denunciar la realidad que viven las mujeres en los países musulmanes y la pasividad de las organizaciones feministas, que incluso persiguen a quienes sí se atreven a señalarlo.

El escándalo de Telford

Precisamente el silencio de las autoridades británicas permitió que bandas pakistaníes abusaran de menores y traficaran con ellas durante más de 40 años. Con cuentagotas, pero se van conociendo más detalles acerca de la red musulmana de abusos sexuales que tuvo su epicentro en la población de Telford, en el Shropshire.

Las bandas pakistaníes vendían a las niñas de Telford delante de la policía

Un millar de niñas fueron drogadas, brutalmente maltratadas y violadas por una banda pakistaní ante la pasividad de las autoridades. Sirva de ejemplo el caso de una colegiala de 15 años que se quedó embarazada seis veces en cuatro años: dos hijos de dos padres distintos, tres abortos provocados y uno espontáneo.

Un escándalo que debería haber copado las portadas de cabeceras mundiales, pero que ha pasado de puntillas por los principales medios. ¿Por qué?

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