«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cuando el Estado pacta a tenor de la temperatura social

Mujeres se manifiestan contra la violencia doméstica

La Violencia de Género es el gran refugio de los partidos políticos para conseguir el aplauso clamoroso de la sociedad.

Si hay algo en lo que los partidos políticos están de acuerdo es aquello en lo que saben que apenas van a recibir la crítica social, el tema de la violencia de género ha sido aprovechado por las distintas formaciones de este país para dar sensación de unidad y de “trabajar para el pueblo”; es sin duda su gran bastión de confort, nadie va a contradecir este pacto, pues de lo contrario se enfrentaría al reproche de la parte de la sociedad que, en un arranque de demagogia, espeta un “si estás contra la Ley de Violencia de Género es que estás a favor de los maltratadores y eres un/una machista”.

No discuto ni por un momento que hay mujeres víctimas de la violencia machista, pero también hay hombres víctimas de la violencia de algunas mujeres a los que esta ley no protegerá y también hay mujeres víctimas de otras mujeres que también se verán desprotegidas.

Por una Ley de Violencia Intrafamiliar

Por ello yo soy más partidaria de una Ley de Violencia Intrafamiliar que englobe todo tipo de violencia dentro del ámbito doméstico y que proteja a las personas independientemente de su género o sexo. ¡Pero claro! Esto en la España de hoy no queda lustroso decirlo, porque al parecer para la España de hoy sólo las mujeres somos personas dignas de una protección especial.

Dicho esto, sin duda he de decir que hay puntos en “El Pacto” que me parecen lógicos y coherentes, aunque preferiría que se aplicasen a todas las personas que sufren un maltrato y no solo a una parte de las mujeres.

Sensibilizar a la sociedad sobre el rechazo a la violencia y hacer un trabajo educacional y preventivo es sin duda alguna el mejor de los métodos para enfrentarse a la violencia. Mejorar los recursos disponibles para atender a las víctimas de una agresión y proporcionar un servicio multidisciplinar era a todas luces necesario y nada en contra debería ni debe decirse.

Ahora bien, hay medidas que más allá de buscar silenciar clamores partidistas y cubrir intereses económicos no tienen ningún tipo de justificación y no está de más comentar más ampliamente algunas de ellas:

Divulgar las sentencias condenatorias por maltrato en medios para evitar sensación de impunidad”: Es la versión 2.0 del clásico linchamiento público en la plaza del pueblo, sobre todo teniendo en cuenta que hay hombres condenados por violencia de género por decir “vete a la mierda” en medio de una discusión, así ¿vamos a tratar a este hombre como un delincuente linchándolo públicamente?

“Promover el uso del teletrabajo en casos de violencia de género cuando sea posible”: ¿Es esto realmente necesario, salvo que se trate de una víctima de un delito realmente grave? En mi opinión esto es perpetuar la condición de víctima, y que ningún favor hace ni a las mujeres víctimas ni a las mujeres en general, eso sí, queda muy aparente en los medios de comunicación.

»Otorgar un subsidio de desempleo por 6 meses ampliable si se cumple con los requisitos establecidos”: Yo no puedo dejar de preguntarme cómo puede esto acabar con la violencia ni machista ni de ningún otro tipo, además de poder hacer un efecto “adherente”, es decir, si me quedo sin trabajo y sin ayudas económicas y soy mujer tan solo tengo que decir que soy víctima de violencia de género para obtener ingresos. Ha de recordarse, porque algunos olvidan muy pronto aquello que no les interesa, que hace unos meses se desmanteló en Andalucía una red organizada especializada en obtener ayudas a mujeres a través de falsas denuncias por violencia de género. ¿Cómo se garantizará que no se incrementen las falsas denuncias de violencia de género como herramienta para conseguir este subsidio?

Consideración de víctima de violencia de género aunque no medie ni denuncia ni condena”: Es decir, si yo soy mujer y digo que soy víctima de violencia machista accedo a una seria de beneficios sin que se puedan hacer las “comprobaciones” necesarias que acrediten que lo que digo es cierto. Traducido de otra forma; tengo “presunción de veracidad por razón de sexo”. ¿Significa esto que las mujeres ni mentimos, ni engañamos, ni fingimos?

“Nunca se impondrá custodia compartida en violencia de género ni provisionalmente cuñado hay un procedimiento penal en curso”: Esto es tanto como decir que seremos las mujeres las que decidiremos si los padres de nuestros hijos van a ser padres o visitadores, porque si con la simple denuncia (y antes de existir condena) un padre queda privado de ejercer como padre, se nos convierte a las mujeres en jueces y en orientadoras exclusivas del futuro de nuestros hijos, relegando la figura de los padres a la de accesorio prescindible. ¿Con esto pretendemos alcanzar la igualdad?

“Establecer el carácter imperativo de la suspensión del régimen de visitas en todos los casos en que el menor hubiera presenciado, sufrido o convivido con manifestaciones de violencia, o prohibir las visitas de los menores al padre en prisión condenado por violencia de género”: Es decir ¿una mujer condenada por asesinato puede ver a sus hijos y un hombre condenado por insultar a su mujer delante de los niños es apartado de la vida de estos? Porque les recuerdo que un insulto de un hombre a una mujer puede ser catalogado como violencia machista (al revés no claro… al revés es una cuestión de sobreseimiento o como mucho una multa)

Jamás ha habido tanta división entre hombres y mujeres

Estos son solo algunos ejemplos que revelan que este Pacto de Estado contra la Violencia de Género no es más que otro paso hacia una escisión de la sociedad.

Hombres y mujeres jamás hemos estado en este país más divididos y jamás ha sido tan grande la desigualdad entre los unos y los otros. El momento en el que España creó los Juzgados de Violencia sobre la mujer, es decir, en el momento en el que se crearon juzgados específicos para personas por razón de su sexo, se dio un gran paso atrás en la tan buscada igualdad. Esta ley no busca un acercamiento entre hombres y mujeres sino poner a los hombres en la posición en la que estaban las mujeres a mediados del siglo XX,. Esto para mí no es igualdad, es simplemente revancha, una revancha pueril e impropia de una sociedad avanzada.

Sólo alcanzaremos la verdadera igualdad cuando los poderes políticos empiecen a tratarnos como personas iguales; y esta Ley produce el efecto contrario, trata a las mujeres como perpetuas víctimas a las que se ha otorgado un “título de propiedad” sobre los hijos y trata a los hombres como maltratadores en potencia incapaces de cuidar a los hijos.

Soy consciente de que con estas palabras me lloverán críticas, pero también soy consciente de que si estas mismas palabras las escribiese un hombre sería socialmente linchado….

Por Yobana Carril, abogada defensora de los hombres damnificados por la Ley de Violencia de Género

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