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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Linchar al soldado Granados

19 de febrero de 2014

El linchamiento público al que, desde hace unos días, se ve sometido el ya ex senador del PP, Francisco Granados, sólo puede explicarse desde el punto de vista de una cierta cultura, reinstalada recientemente en nuestro país, pero anclada en nuestro subconsciente colectivo desde tiempo inmemorial de que, el que tiene, y tiene en cantidad, suele ser sospechoso cuando no culpable.

Vaya por delante que tener una cuenta en Suiza no es delito. Y que muchos españoles la tienen. Empresarios, profesionales liberales, gentes sin más, poseedores de rentas familiares atesoradas a lo largo de varias generaciones. No políticos y políticos…populares y socialistas… y también mediopensionistas…

Vayamos por partes. Lo primero que habrá que determinar es si los fondos de esa cuenta tienen una procedencia ilícita o no. Lo segundo será conocer si es un dinero ‘legal’, cosa que atendiendo a la presunción de inocencia que a todos nos acompaña no tenemos por qué dudar… si ha sido obtenido por rendimientos de actividades profesionales o, a lo que parece, patrimoniales, y si lo ha sido por actividades realizadas en nuestro país o fuera de él; porque si es esto último su tributación al fisco español o suizo daría para un interesante debate jurídico sobre doble imposición en el que no vamos a entrar. Por tanto y presuponiendo que la cuenta es legal, vayamos ya al terreno de lo ‘moral’, ese asunto tan español y que en otros países más ‘calvinistas’ se entiende tan poco. Me llaman poderosamente la atención en éste terreno las declaraciones de Esperanza Aguirre en las que la ex presidenta madrileña afirma que ‘tener una cuenta en Suiza no es delito para un ciudadano pero sí para un político’… como si los políticos fueran de otra pasta.

Lo que no sorprende en absoluto que Granados haya hecho lo correcto; renunciar a sus cargos y anunciar que se va de la política porque no la necesita para vivir. Y como ciudadano particular ya dará a la Justicia o a la Agencia Tributaria las explicaciones pertinentes, si es que las tiene que dar, por que visto desde fuera todo parece bastante transparente. ¿No decimos siempre que queremos políticos que puedan ganarse bien la vida fuera de la actividad pública porque eso es sinónimo de excelencia? Pues aquí hay uno… el problema es que, como parece que se la ganaba tan bien, haya que lincharle.

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