«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El separatismo, rentable para todos

21 de julio de 2015

El advenimiento de la democracia propició la autoflagelación de la derecha democrática, que debía expiar las culpas de 36 años de dictadura. Gracias a ello, la izquierda y los partidos nacionalistas encontraron el terreno abonado, siendo obsequiados con la transigencia de las jóvenes promesas populares en todas sus demandas, aunque de alguna de ellas (como la que me ocupa en estas líneas) el PP y el PSOE también se han beneficiado a través del tira y afloja según tocara. No obstante, el juego de conveniencia que separatistas y “constitucionalistas” han protagonizado, cuyas reglas estableció la Constitución española otorgando el mismo status a España y a las distintas regiones (ya saben: nación-nacionalidades), ha cambiado significativamente.

Si en años pretéritos la necesidad de pactos de investidura o de sociedades de gobierno, fueron premiadas con traspasos competenciales y parabienes disgregadores, en el momento actual, sabiéndose inexistentes en este campo debido a la irrupción de Podemos y Ciudadanos, los secesionistas catalanes han optado por proponer directamente a sus “compatriotas” si desean o no escindirse del resto de España, a través de la configuración de una lista común. La similitud de los actores en cuanto a programa político brilla por su ausencia a excepción del objetivo de la misma. Se trata de la utilización personal de una convocatoria electoral. Se usan los comicios para mayor gloria de los Mas, Junqueras, Forcadell…sin tener en cuenta que apenas un 37 por ciento de los llamados a “votar” en la pantomima del #9N de 2014 lo hicieron. El interés de los catalanes por este asunto es ridículo. Se trata de un porcentaje realmente escaso si lo comparamos con el reférendum escocés (que los artífices tanto exhiben), en el que hubo y una participación de casi un 85 por ciento.

PP y PSOE jamás enfrentaron con contundencia y determinación una cuestión que les ha proporcionado réditos políticos. Mantenerse enfrentado al separatismo jugó siempre a favor de ambos (si es que el PSOE alguna vez estuvo enfrente), pues su electorado siempre se vio reconfortado y movido a votar a esos partidos que les garantizaban, entre otras patrañas, la de la unidad de España. El último conejo que sale de la chistera popular se llama ley de seguridad nacional. La coyuntura (antesala de elecciones generales), da para mucho y retrata a todos: acotar los mandatos a 8 años, introducir primarias para elegir presidente del partido (a ver quién los tiene para presentarse), poner en valor a la lista más votada, bajada de impuestos…y ahora seguridad nacional.

Me pregunto por la necesidad de promulgar una norma que contrarreste esta deriva, si ya se dispone de instrumentos legales para poner freno a esta afrenta en modo alguno nueva. El legislador ya tuvo en cuenta situaciones como ésta por la vía del artículo 155 CE. Me irrita que se decreten normas a sabiendas de su no cumplimiento debido al carácter timorato de nuestros gobernantes y cuyo único objetivo es salvar los muebles en unas votaciones cruciales a la vuelta de la esquina.

El plebiscito tendría lugar previsiblemente el #27Septiembre, por lo que la campaña electoral comenzaría con la  Diada Nacional de Cataluña. Ese día en que se realiza una ofrenda floral a Rafael Casanova, ese “héroe” (qué vivió sus últimos días de tapadillo) que murió 32 años después de aquel 11 de septiembre de 1714, fechas en las cuales los catalanes se levantaron en armas en nombre de España, donde no hubo enfrentamientos entre españoles, en virtud de las cuales no se promovió ninguna segregación de España y donde ningún ejército español tomó Barcelona. La realidad es que se llevó a cabo una Guerra de Sucesión (no confundir con secesión) al trono de España. No fue ni más ni menos que una guerra civil española entre partidarios de dos pretendientes a suceder en la corona de España a un rey muerto sin descendencia: Felipe D´Anjou vs. Archiduque Carlos de Habsburgo. Francés contra austriaco. Conflicto que en realidad enfrentó a toda Europa. Mentira estructural del separatismo catalán cuyas consecuencias actuales nunca se pretendieron controlar. ¿Debemos creer lo contrario ahora?

 

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