El 2 de noviembre de 1995 fue asesinado el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, cuando se disponía a salir de la Universidad Sergio Arboleda, de la que fue fundador y uno de sus más reconocidos profesores orientando la cátedra de historia de las civilizaciones. El crimen fue declarado como de lesa humanidad, pero aún así ha quedado impune.
El viernes 29 de octubre del año en curso el Fiscal General de la Nación, Francisco Barbosa, le pidió a la familia Gómez que no lo presionaran, olvidando que han pasado 26 años sin que se determine quién es responsable y cómo se orquestó el atentado para lograr su muerte, razón por la cual tomaron la decisión de exponer ante el país todos los documentos que se tienen sobre el proceso y reiniciar su lucha política, aceptando que la justicia colombiana no quiere actuar.
Con ese propósito han solicitado formalmente el reconocimiento de la personería jurídica como partido político al Movimiento de Salvación Nacional, exigiendo el derecho a la igualdad; pues dicha personería le ha sido reconocida con antelación al Nuevo Liberalismo (partido del también asesinado Luis Carlos Galán Sarmiento), por orden de la corte constitucional.
Sería un exabrupto que el Consejo Nacional Electoral optara por dilatar dicho reconocimiento o se opusiera a la solicitud, a todas luces legítima y legal.
Álvaro Gómez fue uno de los tres presidentes de la Asamblea Nacional Constituyente, pues su movimiento, Salvación Nacional, obtuvo la tercera votación en las elecciones del 9 de diciembre de 1990 y siempre sostuvo la tesis de un acuerdo sobre lo fundamental que debía orientar el debate público y permitir la convivencia.
Se mantuvo siempre vigente a través de sus columnas en el diario El Siglo -fundado por su padre, el expresidente Laureano Gómez- y por su activa participación en los grandes debates nacionales, que lo llevaron a oponerse con toda firmeza al gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), quien fue elegido gracias a la financiación de campaña del Cartel de Cali. Este asunto ha comprobado por la Fiscalía General de la Nación y por su sanedrín más cercano.
En su última entrevista a un medio de comunicación el 30 de octubre de 1995, respondía a la pregunta sobre la posible caída del gobierno de Samper, arguyendo que “El presidente no se cae y (…) tampoco se puede quedar (…) porque nadie está realmente tumbándolo”.
Gómez insistía en que “hay un régimen que es el que hay que tumbar (…) tumbar al presidente no tiene mucha importancia porque vendría otro del mismo régimen y sería igual o peor”. Así, veía en el Partido Conservador una fuerza política mermada y entregada a la burocracia, pero sostenía que en Colombia había más conservatismo que Partido Conservador, algo que le generaba la enemistad de muchos de sus copartidarios, a quienes había enfrentado y derrotado tantas veces con la fuerza electoral de Salvación Nacional.
Pues bien, este martes, Enrique Gómez Martínez -su sobrino, un reconocido abogado colombiano y hasta ahora el representante de la familia en todo el proceso para esclarecer su asesinato-, anunció la participación de Salvación Nacional en las elecciones parlamentarias del próximo año, una vez que se obtenga la personería jurídica del partido.
En un contundente discurso que pronunció en el mismo lugar en el que fue asesinado Gómez Hurtado, Gómez Martínez recordó los puntos esenciales del acuerdo sobre lo fundamental y lanzó fuertes críticas a lo que está pasando en Colombia. En su análisis estamos en presencia de un país en donde no impera la ley, en el que el Congreso queda siempre a merced de las cortes, y donde el presupuesto público crece como nunca antes en la historia, sin que los resultados sean evidentes y donde la corrupción es el camino a seguir y no a combatir.
Cuestionó así que los funcionarios judiciales no respondan a nadie y transiten a ser una especie de semi dioses que todo lo pueden, sin reconocer límite de ningún tipo en sus obras.
También, denunció el deplorable estado de la educación pública, a merced de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación -FECODE-, citando los lamentables resultados de las pruebas PISA, en las que Colombia queda en los últimos lugares, sin que el gobierno parezca reparar en el hecho.
Los planteamientos del nuevo líder del Movimiento de Salvación Nacional refrescan el debate político y asientan las tesis que otros candidatos -en especial la senadora María Fernanda Cabal– han venido sosteniendo en los últimos años.
Obliga además al Partido Conservador -fuerza política que mantiene el 13% de los escaños en el Congreso-, a replantear su estrategia, pues ya se anuncia el tránsito de importantes sectores de su militancia al renovado movimiento político de Gómez Martínez.