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LLAMÓ 'NEONAZI' AL GOBIERNO DE UCRANIA

Cuando Iglesias copiaba la retórica de Putin y criticaba los ‘belicistas’ discursos contra Rusia

Tuit de Pablo Iglesias llamando "neonazi" al Gobierno ucraniano. Twitter

El horror de la guerra y su correlato directo expresado en vidas humanas ha obligado a muchos actores políticos a tomar partido sobre la invasión rusa a Ucrania. Es la hora de los comunicados públicos, la fijación de posiciones, los contundentes rechazos o los acompañamientos solidarios.

En el caso de Podemos, la formación que conforma el Gobierno de España, saltan a la vista particularidades. Pablo Iglesias, otrora tótem de los morados ahora caído en desgracia, ha dicho recientemente en uno de sus podcast: «Si alguien tenía alguna duda de que Vladimir Putin es un anticomunista furibundo y un nacionalista más de derechas que el caballo del Zar, se le despejaron las dudas. Putin disparó sin piedad contra el imaginario bolchevique para explicar su política (…). Putin dejó en claro cómo quiere que se le perciba».

Reportaje de RT sobre la tesis de Podemos de las «cloacas» en 2019. Captura Twitter

La condena de Pablo Iglesias pintando a un Putin que dispara y bombardea a mansalva como el perfecto ejemplo de las derechas que se perfuman con anticomunismo todas las mañanas es ideal si se quiere simplificar y torcer la narrativa. Sin embargo, ese mismo Putin y sus tentáculos ya han sido vinculado sen el pasado al sostenimiento e incluso el financiamiento de las agendas de la más extrema y criminal izquierda engendrada a lo largo y ancho de la Iberosfera. Izquierda dentro de la que Iglesias y los suyos echaron su suerte hace años.

Rusia se ha convertido, por ejemplo, en una de las palancas geopolíticas fundamentales para apuntalar la permanencia del chavismo en el poder en Venezuela. El régimen encabezado por Nicolás Maduro es, a su vez, la escenificación perfecta de cómo en Podemos son capaces de «modificar» -sin despeinarse- sus posiciones públicas sobre un asunto con el paso de los años.

Entrevista de Pablo Iglesias en RT

Así, Iglesias pasó de reverenciar a Hugo Chávez tras su muerte en 2013 diciendo que «lo que ha ocurrido en Venezuela y lo que está ocurriendo en América latina es una referencia fundamental para los ciudadanos del sur de Europa», a señalar entre 2016 y 2017 que compartía algunas de las políticas públicas puestas en marcha por Maduro y que en Venezuela se respetaban los derechos humanos. Después de 2018 [y con Maduro] convertido en un dictador con todos los hierros dijo que la situación en Venezuela era «nefasta». No le quedaba de otra.

Sobre Podemos y su núcleo fundador siempre ha pesado el fardo de la financiación recibido por su think thank Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) con dinero de la estatal de la petrolera venezolana PDVSA, manejada por la tiranía chavista. Recientemente el exjefe de inteligencia del régimen venezolano, Hugo Carvajal, ratificó las acusaciones que desde hace años orbitan sobre las espaldas de la formación comunista española, señalando que el propio Chávez autorizó el giro de un pago de 5,8 millones de euros para financiarla en 2008. El dinero siguió fluyendo cuando Maduro tomó el testigo de la jefatura revolucionaria. 

Es público y notorio cómo, en años pasados, Pablo Iglesias –en plan de estrella principal- desfiló por la programación de la cadena televisiva dirigida por el régimen de Putin a las audiencias internacionales: Russia Today (RT). Allí, Iglesias acompañó en varias ocasiones a miembros del Foro de Sao Paulo que son habituales en los espacios del canal, como el caso del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien entrevistó al exlíder del partido ultraizquierdista español en 2018. Cuatro años antes, como eurodiputado, Iglesias criticó los «belicistas discursos» contra Rusia de dirigentes europeos y señaló que «la UE no podía apoyar a los neonazis del Gobierno de Ucrania».

Un reportaje de The Objective da cuenta de cómo en 2019, cuando quedó abierta la posibilidad eventual de que Podemos llegase al Gobierno de España de la mano del PSOE de Pedro Sánchez, la cobertura mediática de la formación morada se amplió con nuevas comparecencias de Iglesias en la parrilla de programas de RT. En ese momento [Podemos e Iglesias] eran la apuesta de Putin para España, en tanto se erigían en una opción antiestablishment vista con buenos ojos desde Rusia.

RT se ha configurado -junto a otro grupo de medios manejados por el Kremlin- en la maquinaria de propaganda utilizada por Putin para imponer su visión de mundo a Occidente, no poca veces exenta de fake news y desinformación interesada. Cuando la extrema izquierda española prestó su cara para desarrollar su narrativa dentro del ecosistema de medios de Putin, las vinculaciones -al menos en el plano comunicacional- se tornaron evidentes. RT siempre se preocupó de los partidos occidentales que podían ayudar a la difusión de la tesis del Kremlin y Podemos cumplía esa idea.

Putin y Podemos comparten el mismo recelo por la democracia y sus métodos, así como una enorme pasión por izar banderas en contra del imperialismo, siempre y cuando éste sea representado por alguna potencia occidental como Estados Unidos. Esos vínculos históricos, que son imposibles de disolver en el aire, son los que quizá explican la posición de equilibrista a la que ha tenido que jugar la actual dirección política de la formación morada.

Así, la ministra de Igualdad, Irene Montero, reiteró este jueves la posición de varios ministros de Unidas Podemos que se opusieron a la decisión del Gobierno de enviar armamento a Ucrania para hacer frente a la invasión rusa. Según Montero, esta medida «no va a ser eficaz». Así, apostó por centrar «todos los esfuerzos» en la diplomacia y en un «acuerdo de paz». 

Podemos, como siempre, termina hoy siendo un partido preso de las contradicciones generadas por viejas conexiones con enemigos de la democracia y las libertades que les prestaron apoyo en un determinado momento y que ahora esperan una retribución a cambio. 

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