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NO VA A DIMITIR PESE A LA EXIGENCIA DE BIDEN

Cuomo, dispuesto a dar la batalla a la vieja guardia del Partido Demócrata que pide su dimisión

Foto: EuropaPress
Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York. Europa Press

Desde el propio presidente, Joe Biden, hasta la tercera autoridad de la Unión, la ‘speaker’ Nancy Pelosi, pasando por el líder de la mayoría del Senado e incontables figuras menores del comentariado y la política se han unido para pedir la dimisión del gobernador de Nueva York, el también demócrata Andrew Cuomo, tras la aparición de la undécima mujer que acusa al político de acoso sexual.

No sé qué resulta más irónico, si que el responsable del genocidio de ancianos en residencias durante la pandemia vaya a caer por un lío de faldas o que Biden tenga las santas narices de fingirse escandalizado precisamente de eso.

Por qué hayan esperado a la denunciante número once es un misterio. El caso es que la fiscal general del estado, Letitia James, presentó públicamente el martes los resultados de una investigación independiente sobre los malos hábitos de Cuomo con sus colaboradoras más jóvenes, advirtiendo que son muy serios e insinuando que podrían terminar con el gobernador en el banquillo.

Pero Cuomo, de estirpe política y correoso como él solo, se huele la ‘vendetta’ política y va a vender cara su piel. “Los hechos son muy diferentes a como han sido presentados”, se defendía en una rueda de prensa posterior al anuncio de James. “Nunca he tocado a nadie de forma inapropiada ni hecho insinuaciones sexuales inapropiadas. No es así como soy o como he sido nunca”.

Hay una verdad en todo esto, y es que los apuros del gobernador serían imposibles antes de la caza de brujas desatada por el movimiento #MeToo en Hollywood y la reinterpretación de gestos que hace menos de una década no hubiera levantado muchas cejas. Más grimosas, si vamos a ello, resultan las interminables escenas del propio presunto presidente Biden olisqueando el pelo de niñas.

El contraataque de Cuomo ha ido precisamente por ahí: ha hecho público un escrito de descargo acompañado por fotos de él mismo abrazando a gente y de otros políticos en actitud similar.

Las fotos formaban parte de un documento exculpatorio de 85 páginas en las que el texto constituye una parte exigua.

Aparecen Obama con Hillary (aunque nadie sobre la faz de la tierra podría suponer un interés sexual hacia Hillary), de Biden cariñosamente pegado al propio Cuomo, de Biden abrazado a su vicepresidente, Kamala Harris (demasiado mayor para él), de Cuomo besando a Al Gore, de Bush, de alcaldes, senadores, gobernadores… El mensaje parece ser que si tiene que caer, no piensa hacerlo solo.

Y no, no va a dimitir, pero las figuras que ya han pedido su cabeza no pueden ahora dar marcha atrás, con lo que podemos estar ante el inicio de una interesante batalla en el seno del Partido Demócrata.

Interesante… Y peligrosa. Cuomo, hijo del también gobernador de Nueva York Mario Cuomo, ha echado los dientes en la política, es duro como el pedernal y confirma muchos de los tópicos sobre el italoamericano de Nueva York, ya saben, de los que hacen ofertas que no se pueden rechazar. Es improbable que Cuomo acepte pasivamente la caza desatada contra él y que pueda caer sin que desate una ‘vendetta’ de dosieres que dé un golpe de gracia al Partido Demócrata o, al menos, a su Vieja Guardia.

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