«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El 26% de los colombianos votaría por un candidato de derecha

Aunque la derecha pinta bien en las encuestas, Petro se erige como la gran amenaza en las presidenciales colombianas

El izquierdista Gustavo Petro.

La última encuesta sobre intención de voto publicada por la Revista Semana, muestra al candidato de la “Colombia Humana” con amplia distancia frente a los demás aspirantes, en lo que dicha publicación reconoce como “un hecho inédito en la historia reciente del país a estas alturas de la contienda”.

Con un 19,7%, Petro está muy lejos de quien le sigue con el 5,8%, el ex gobernador de Antioquia y ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo. En tercer lugar, se ubican el ex alcalde de Bucaramanga, capital del departamento de Santander, Rodolfo Hernández, y el exsenador Juan Manuel Galán, con el 4,6% y 4,2%, respectivamente. En cuarto lugar, con un tres por ciento de la intención de voto, estarían la senadora María Fernanda Cabal y el ex alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.

Ahora bien, la misma encuesta indica que el 26% de los encuestados votaría por un candidato de derecha, frente al 18% que lo haría por un candidato de izquierda, mientras que el 6% lo haría por un candidato de “centroizquierda” y el 7% por un candidato de “centroderecha”.

Así las cosas, todo parece indicar que de lograrse una única candidatura en contra de la propuesta de izquierda que lidera Petro, es muy probable que termine ganando las elecciones presidenciales. El problema es que ha sido imposible lograr un acuerdo y la atomización de las facciones políticas al interior del Centro Democrático y del Partido Conservador, aliados naturales, sigue sin resolverse.

De hecho, se generó mucha polémica por la publicación de una encuesta en el diario El Tiempo, en la que de 1427 encuestados apenas el 7,3% dijo que participaría en la elección del candidato único del Centro Democrático y entre estos resultaba ganador con el 42,1 % el exministro Oscar Iván Zuluaga, frente al 25,4% que optaría por la senadora María Fernanda Cabal.

De inmediato los parlamentarios que apoyan a Zuluaga quisieron mostrar ese resultado como un avance de su candidato, desconociendo que en todas las encuestas de intención de voto generales que se conocen, Cabal lo supera.

Fue tal la reacción de las bases, que el partido se vio obligado a publicar un comunicado en el que aclara “que a la fecha no ha solicitado, financiado o publicado la encuesta que está circulando en las últimas horas en redes sociales”, haciendo énfasis en que habrá un conjunto de foros regionales para que los candidatos den a conocer sus propuestas, antes de la aplicación de la encuesta oficial y definir así su candidato el 22 de noviembre.

Algo similar se parece estar gestando en el Partido Conservador, donde la bancada parlamentaria ha dado ya su apoyo al senador David Barguil para que sea el candidato único de la colectividad a la presidencia. Esto generó fuertes reacciones por parte de los exministros Mauricio Cárdenas y Rubén Darío Lizarralde.

Este último ha pedido que se propicien diálogos regionales con los precandidatos, antes de definir un candidato, con el fin de dar la oportunidad a la militancia de expresarse, sin desconocer el “voto cautivo” que representan los congresistas conservadores.

En 2018, la candidata del partido conservador -hoy vicepresidente y canciller, Marta Lucía Ramírez- se enfrentó al hoy Presidente Iván Duque en una consulta interpartidista, logrando así consolidar una fuerza electoral lo suficientemente amplia para derrotar a Petro en la segunda vuelta presidencial. Es el camino que se debería seguir ahora, pero por alguna razón la división y los conflictos internos en ambos partidos vienen haciendo estragos.

Aparecen en el escenario como candidatos presidenciales -avalados por movimientos ciudadanos que hoy buscan cientos de miles de firmas a nivel nacional para poder presentar su aspiración ante la Organización Nacional Electoral- el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry, de origen conservador, y el ex alcalde de Medellín, Federico Gutierrez, cuyo origen es el uribismo.

Estaría entonces por verse si esas cuatro candidaturas medirán sus fuerzas en una consulta interpartidista en marzo para enfrentar como un solo bloque la primera vuelta presidencial en mayo.

Surge, además, la posibilidad de que se le reconozca la personería jurídica a Salvación Nacional, movimiento político de origen conservador que lideró Álvaro Gómez Hurtado hasta su asesinato en 1995, y que llegó a obtener la cuarta parte de los votos a la presidencia en 1990 y a la Asamblea Constituyente de 1991.

El sobrino del inmolado líder conservador ha presentado la solicitud al Consejo Nacional Electoral y podría ser una fuerza que aglutine a quienes hoy no encuentran espacio en los dos partidos de gobierno: el centro democrático y el partido conservador.

Lo cierto es que la única forma de evitar el triunfo de Gustavo Petro, candidato cercano a Chávez, al régimen cubano, a los Kirchner y al foro de Sao Paulo, es que todos los partidos políticos de derecha hagan causa común y hagan valer de una buena vez las mayorías que han ostentado en las urnas.

Lo demostraron el dos de octubre de 2016 cuando derrotaron el acuerdo con las FARC en un plebiscito nacional y lo volvieron a demostrar en junio de 2018 cuando rodearon a Iván Duque.  

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