El fiscal especial John Durham ha descubierto que el equipo de campaña de Hillary Clinton pagó a una firma tecnológica para que ‘hackeara’ las comunicaciones privadas de Donald Trump, incluso después de que fuera elegido presidente, prueba definitiva de que fue objeto de espionaje por parte de su rival en las presidenciales de 2016.
Y Trump, al conocer la noticia, ha estallado: «El reciente alegato del Fiscal Especial Robert Durham ofrece una prueba indisputable de que operativos pagados por la campaña de Hillary Clinton espiaron mi campaña y mi presidencia en un esfuerzo por elaborar una conexión totalmente inventada con Rusia», ha dicho el expresidente en una nota. «Esto es un escándalo mucho mayor en magnitud y alcance que el Watergate, y quienes estén implicados en él y conocían los actos de espionaje deberían someterse a un proceso penal. En un periodo de tiempo más firme en nuestro país este delito se hubiera castigado con la pena de muerte. Además, habría que pagar reparaciones por aquellos que hayan sido perjudicados por estas acciones».
Trump, el único presidente en ser sometido a dos juicios políticos de destitución, ambos fallidos, tuvo como perpetua espada de Damocles de su presidencia la sospecha de haber entrado en colusión con las autoridades rusas para manipular las elecciones que le dieron la victoria, la célebre ‘trama rusa’ que tuvo su propia investigación que duró más de dos años y no llegó a nada.
Lo que sí empezó a vislumbrarse mientras tanto fue una trama, esta sí verdadera, de espionaje al entonces candidato y luego al presidente Trump, asociada con la conjura para expulsar al presidente de la Casa Blanca con la excusa de la falseada connivencia con Putin.
Tom Fitton, autor, verificador y presidente de Judicial Watch, reaccionó a la noticia con un contundente comentario en la red social Twitter: «Obama sabía. Clinton sabía. Biden sabía. Comey sabía. Brennan sabía. McCabe sabía. Strzok sabía. Clapper sabía. Schiff sabía. El FBI sabía. El Departamento de Justicia sabía. La CIA sabía. El Departamento de Estado sabía. Todos sabían. Sabían que Trump era inocente pero le difamaron y espiaron. El peor escándalo de historia de la nación. Trump es víctima de un crimen”.
Víctima o no, las revelaciones ponen negro sobre blanco lo que los demócratas y grandes medios de comunicación han querido ningunear como una «absurda teoría de la conspiración», a saber: Trump apenas pudo gobernar porque sus esfuerzos eran continuamente torpedeados desde dentro, por ese «Estado profundo» que quieren negar siendo evidente y en el que las agencias de Inteligencia juegan un papel inquietantemente importante.
En Twitter, el «tema tendencia» del día en Estados Unidos fue «Trump Tenía Razón», incluso por encima de los referidos a la Superbowl, el acontecimiento deportivo del año.