El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, ha reconocido este domingo que la nueva cepa de coronavirus detectada en Inglaterra está «fuera de control» y por eso el Gobierno ha tenido que actuar «rápidamente y con decisión», en referencia al confinamiento impuesto en Londres y el sureste del país.
La nueva cepa no es más grave, pero sí se propaga más rápidamente.
«Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante», ha afirmado.
Los vecinos europeos de Reino Unido han comenzado a cerrar sus puertas a los viajeros en medio de la alarma sobre la nueva cepa.
Francia dijo que prohibiría el ingreso a todas las personas que vengan del Reino Unido durante 48 horas a partir del domingo por la noche, incluidos transportistas de carga, ya sea por carretera, aire, mar o ferrocarril.
Alemania, Italia y Países Bajos ordenaron la suspensión de vuelos desde Gran Bretaña, mientras que Irlanda dijo que impondría restricciones a los vuelos y transbordadores de su vecino.
Bélgica, por su parte, señaló que cerraría sus fronteras a los vuelos y trenes, incluido el popular servicio Eurostar, procedentes de Gran Bretaña.
En total, once países, Países Bajos, Bélgica, Italia, Alemania, Francia, Irlanda, Austria, Suiza, Portugal, República Checa, Bulgaria, Letonia, Lituania, Estonia, han comunicado medidas excepcionales para impedir la entrada de la nueva variante.
