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AGUDIZAN LAS CONTRADICCIONES ENTRE EL “PERÚ CRIOLLO” Y EL “PERÚ ANDINO”

El gobierno de Pedro Castillo enarbola una guerra cultural contra lo hispano para dividir a los peruanos

El presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo. Facebook

El gobierno del comunista Pedro Castillo enarbola una guerra cultural contra lo hispano y occidental para dividir a los peruanos, que conviven casi cinco siglos en una sociedad mestiza, donde no solo destacan los aportes europeos y aborígenes, también asiáticos y africanos.

La primera señal de esta afrenta se dio durante su mensaje inaugural el 28 de julio, culpando a “los hombres de Castilla” de todos los males que sufre el país andino, en contraste con las culturas aborígenes, a quienes exaltó por haber vivido en “armonía con la rica naturaleza” hasta la llegada de los conquistadores españoles.

“En nuestras tierras florecieron importantes y extensos estados como el Wari y, luego, el Tahuantinsuyo. Durante cuatro milenios y medio, nuestros antepasados encontraron maneras de resolver sus problemas y de convivir en armonía con la rica naturaleza que la providencia les ofrecía. Fue así hasta que llegaron los hombres de Castilla, que con la ayuda de múltiples felipillos, y aprovechando un momento de caos y desunión, lograron conquistar al estado que hasta ese momento dominaba gran parte de los Andes centrales”, dijo el nuevo peón del Foro de Sao Paulo en su toma de posesión, a quien no le importó por decoro que el rey Felipe VI de España participara en la ceremonia de investidura.

El quechua como una herramienta de ataque político

El presidente del Consejo de Ministros (PCM), Guido Bellido, habló en quechua ante un Congreso de la República mayoritariamente hispanohablante para generar una estéril controversia sociocultural, cuyo propósito no fue otro sino desviar la atención de lo verdaderamente importante en la cuestión de confianza que iba a debatirse: su gabinete plagado de figuras mediocres y controversiales -incluso acusados por terrorismo-, empezando por él.

Que la izquierda “telúrica” y “aldeana” -el periodista izquierdista César Hildebrandt calificó como tal a las candidaturas de Pedro Castillo (Perú Libre) y Ciro Gálvez (Runa) en primera vuelta, denostándolas a favor de Verónika Mendoza, aliada de Pablo Iglesias– haya decidido enarbolar las banderas del indigenismo más recalcitrante para agudizar las contradicciones entre peruanos, evidencia la voluntad del oficialismo de provocar un cambio severo en el sistema político a través de un estallido social, incluso con tintes etnonacionalistas. Por ejemplo, Gálvez -excandidato presidencial y ahora ministro de Cultura- asegura que existen “dos clases de peruanos”: los hispanoperuanos y los peruanos originarios, insistiendo en el tópico mariateguista (marxismo indigenista) de confrontación.

“Quizás lo único bueno del espectáculo brindado por el premier Bellido la semana pasada fue que reveló una vez más la inopia de nuestra progresía opinadora. En lugar de centrarse en lo conceptual, se quedaron en las palabras, y no por amor a la filología o cultura quechuas, sino para enrostrar su altísima superioridad moral sobre cualquiera que cometa el desatino de considerar que la finalidad de un mensaje es ser comprendido de la manera más fácil posible por los receptores a los que está orientado. Y en este caso, el mensaje del premier estaba, según la Constitución, orientado hacia el Congreso. Lo que hizo Bellido fue una burda provocación. Ha utilizado el quechua como una herramienta de ataque político. Bellido no le rinde cuentas a su jefe, Vladimir Cerrón, en quechua. Y mucho menos lo hace cuando se reúne con Castillo, por la sencilla razón de que Castillo no entiende esa lengua”, opina César Félix Sánchez, licenciado en literatura por la Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa) y filósofo por la Pontificia Universidad Urbaniana (Roma).

Para Sánchez, la mayoría de quechuahablantes en el Perú no tienen ningún problema en que se les hable en español -lengua que comprenden y exigen en la escolarización de sus hijos-, y al ser un “pueblo fuerte y trabajador”, no pierden su tiempo en discusiones vanas, victimismos o “bizantinismos identitarios”, asuntos que preocupan más bien a los izquierdistas y socialdemócratas de origen urbano.

“Los quechuas peruanos, que son un pueblo fuerte y trabajador, no se pierden en victimismos ni bizantinismos identitarios, como los separatistas catalanes, sino que, muy pragmáticamente, pasan de una lengua a otra con toda facilidad y no pierden su tiempo viendo estupideces en el Congreso. El problema nace, más bien, de las legiones de izquierdistas y seudocentristas semieducados de origen urbano que pueblan las redes sociales y que, con la visceralidad que los caracteriza, vuelcan sus complejos de culpa irresueltos, aun en los temas más serios. No existe un enfrentamiento entre el ‘Perú andino’ y el ‘Perú criollo’, lo que hay es un enfrentamiento entre Lima y provincias, un enfrentamiento que es transversal. El Perú se ha vuelto un país eminentemente urbano, eminentemente limeño, porque la mayor parte de la población vive en la capital; y si bien es cierto que hay un gran déficit de infraestructura y de presencia del Estado en muchos lugares andinos y rurales, lo que está ocurriendo es un fenómeno de ideologización muy fuerte que precisamente ocurre cuando los sectores postergados avanzan. Pretender separar al Perú en una guerra étnica es uno de los recursos más baratos de los que puede echar mano un gobierno cada vez más débil”, asevera.

Los comunistas bolivarianos quieren prender fuego al Perú agudizando la falaz dicotomía criollo/andino, solo los ingenuos -o cómplices- no pueden advertirlo. Castillo y su camarilla necesitan polarizar el país para concretar su proyecto totalitario y empobrecedor, donde la regla no es otra sino divide et impera. Y no estarían solos en su ofensiva contra la cultura occidental. No fue gratuita la visita que hizo el podemita Juan Carlos Monedero a la vicepresidenta Dina Boluarte el pasado martes 27 de julio. Monedero, ávido por hacer negocios con la izquierda hispanoamericana, ha sido vinculado previamente con Neurona, empresa dedicada a la consultoría política que ha trabajado estrechamente con Morales en Bolivia y AMLO en México.

De acuerdo con la revista Caretas, Monedero señaló que “la victoria de Pedro Castillo en Perú ha sido una alegría para la izquierda del mundo” y que “la derecha y la extrema derecha en España apoyaron hasta el último momento a Fujimori. Siempre con los golpistas y los corruptos”.

La guerra cultural de Castillo continúa. Muchos peruanos creen que mientras Francke y Velarde estén en el Ministerio de Economía y el Banco Central, respectivamente, todo va a ir mas o menos bien. Lo que no saben es que, aun si este gobierno incluye en su gabinete al más ‘neoliberal’ de todos los economistas; tanto Castillo, a quien muchos perciben ingenuamente como moderado, como los radicales Bellido y Cerrón, tienen en común el odio a la cultura occidental y cristiana, así como su deseo de hacer una revolución cultural bajo el discurso de la descolonización. Lo dejó relucir Castillo en su discurso inaugural, le sigue Bellido ahora con sus gestos en la investidura del gabinete, y lo ha dicho Cerrón en múltiples ocasiones, incluido el programa e ideario de Perú Libre. Los liberales ingenuos creen que, moderando a Perú Libre para evitar una revolución grave en la economía, todo va a ir bien. Ignoran que, aun si este gobierno se vuelve liberal en lo económico, el que le sigue será socialista, pues al dejarles avanzar en la batalla cultural contra el pasado y contra la historia, comprometen el futuro del Perú por los próximos cincuenta o cien años”, advierte Sánchez.

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