Después de que el presidente Alberto Fernández retirara una demanda conjunta en La Haya por los crímenes cometidos por el chavismo y que el propio dictador, Nicolás Maduro, le mostrase su agradecimiento por haber quitado esa denuncia por violación a los derechos humanos contra Venezuela, el mandatario argentino pretende ahora convertirse en mediador entre el chavismo y la oposición venezolana.
Según se supo extraoficialmente, Julio Borges, el Comisionado presidencial de Juan Guaidó para las Relaciones Exteriores de Venezuela, mantuvo en Quito un encuentro reservado con el Canciller argentino, Felipe Solá. El resultado del cónclave fue que la oposición venezolana y la Casa Rosada consideran que Alberto Fernández puede ser «el elegido como mediador para encontrarle una salida al laberinto dictatorial del chavismo remanente».
Voceros de estas tratativas consideran que «para cumplir ese rol de mediador, todas las partes deberían tener confianza suficiente en el presidente Alberto Fernández. Es decir: la oposición fragmentada pero en proceso de recomposición; Maduro con sus aliados, Cuba y Rusia; y también los Estados Unidos».
Por estas horas, el Jefe de estado argentino aguarda impaciente indicios positivos desde Washington. En su entorno, aseguran que Fernández «quiere una señal o visto bueno de EEUU según lo conversado en Quito con Juan González, el asesor de Biden en la región. Mientras eso ocurre «está intentando recuperar terreno ante la desconfianza chavista, abandonando todas las acciones agresivas contra el régimen», reconocen funcionarios de la Cancillería Argentina.
En estas circunstancias, cabe recordar que esta función de intermediación ya la intentó en su momento el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, cuya gestión quedó envuelta en contradicciones y terminó siendo funcional a la arbitrariedad bolivariana.
Mientras tanto, críticos y opositores aseguran que las verdaderas intenciones del mandatario argentino son una apuesta a que esta misión se convierta en un recurso internacional para salvar o intentar maquillar su mala gestión presidencial. En un nuevo guiño al régimen chavista, desde el socialismo argentino hubo otro gesto de apoyo a Nicolás Maduro cuando su vicepresidenta fue recibida con grandes elogios en la embajada argentina en Venezuela. Delcy Rodríguez fue invitada por el encargado de negocios, Eduardo Porretti, al acto por el 25 de Mayo y la celebración de la fecha patria.
Según voceros de la Cancillería argentina, se trató de «un encuentro de amistad con mutuos elogios». En Venezuela se conocieron los discursos donde en los que Porretti ofrece a la Argentina como «el socio comercial perfecto” de Venezuela, y a la embajada como lugar para el encuentros «más allá» de las posturas políticas. La excusa del encuentro fue el aniversario del 25 de mayo, aunque fuentes diplomáticas de otros países no invitados, contaron que «se aprovechó para hablar de los planes que tiene el gobierno argentino en la región».
Desde la vicepresidencia venezolana se tuitearon varias fotos de Rodríguez y Porretti: “Es una fecha muy importante para nosotros porque está relacionada con la fortaleza de algunas ideas que han perdurado en 211 años”, en relación también al aniversario de la primera proclama de la independencia venezolana.
«Dirigir un saludo muy sentido de parte del presidente Nicolás Maduro al presidente Alberto Fernández, a la vicepresidenta Cristina Kirchner, y especialmente al pueblo argentino. Por favor, Eduardo, transmite el abrazo del presidente Nicolás Maduro en esta fecha tan relevante”, empezó diciendo la vicepresidenta, una de las figuras más fuertes del régimen, y quien junto a su hermano, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional -quien vino a la asunción de Fernández en 2019- desplazaron de la primera línea del poder a Diosdado Cabello.
“Sepamos lo que significa el desafío de gestar la unión de los pueblos de América Latina. Ahí está el espíritu de Nestor Kirchner, de Hugo Chávez, de Lula, de Correa, ahí está el espíritu de quienes se unieron a favor de nuestros pueblos”, aseguró y agregó, emocionada: “Hoy volvemos a esta casa de grandes recuerdos, Eduardo, de cómo se gestó y se gestaron grandes proyectos de cooperación entre Venezuela y Argentina. Aquí estamos todos dispuestos a lo mejor, desde la divergencia, desde la diferencia, con un camino común que es defender el sentido histórico que nos hizo libre, sin injerencias, sin dominios, sin hegemonías. Cada pueblo tiene derecho a labrar su propio destino y a la autodeterminación”.
Mientras Alberto Fernández quiere ocupar un rol de mediador entre el chavismo y la oposición, lo que el grupo de Juan Guaidó no vería con buenos ojos, el presidente argentino ya habló del tema con los gobiernos de Estados Unidos y Francia.
Mientras en Argentina se debate sobre la necesidad de «ser neutral para poder ser mediador», oficialistas y opositores murmuran por lo bajo sobre lo que opinará la Vicepresidenta Cristina Kirchner y esta presunta mediación con su aliado Nicolás Maduro.