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ALERTAN DE LAS INTENCIONES DE LA ADMINISTRACIÓN BIDEN-HARRIS

Asociaciones provida recuerdan el historial proabortista del secretario de Salud de Biden

El secretario de salud que eligió Joe Biden, Xavier Becerra, está generando severas críticas por apoyar una práctica que pone fin a la vida de un paciente sano: el aborto.

Con 49 votos en contra y 50 a favor Becerra se convirtió en el primer secretario de salud hispano, hijo de migrantes mexicanos. El voto definitorio fue el de la senadora republicana Susan Collins, de Maine, que favoreció al candidato demócrata –yendo contra su partido–.

Pesa en contra de Becerra que como fiscal general de California favoreció la instauración de algunas de las leyes y políticas más pro-aborto del país. Como Fiscal General, demandó a la administración Trump por sus restricciones al aborto, entre ellas la objeción de conciencia.

Durante más de 20 años, fue un voto demócrata confiable a favor del aborto, representando a un distrito del área de Los Ángeles en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Becerra ha sido tan militante en la causa que fue hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos para defender una ley de California que requería de los centros de crisis de embarazo información sobre el aborto, y perdió.

Esto generó incomodidad incluso dentro de su partido. La directora ejecutiva de Democrats for Life of America, Kristen Day, dijo que “él tiene una agenda de abortos” y agregó que “se involucró en demasiados casos de aborto”.

El senador republicano John Thune, de Dakota del Sur, reclamó a Becerra durante su proceso de interrogación como candidato a la Secretaría de Salud, por haber pasado «una cantidad excesiva de tiempo y esfuerzo demandando a organizaciones pro-vida«. «Creo que la mayoría del pueblo estadounidense no querría saber que su Secretario de Salud y Servicios Humanos se centró u obsesionó con la expansión del aborto cuando teníamos que lidiar con todos estos problemas de salud pública», exclamó el republicano.

A pesar de su prontuario logró ser elegido

En el 2003 el Congreso de EEUU logró ilegalizar el aborto por parto parcial, práctica que permitía abortos tardíos mediante la inducción del parto. Con este método se dejaba solo la cabeza del bebé dentro de su madre para insertar una herramienta corto-punzante con el objetivo de quebrar el cráneo del bebé y así poder removerlo.

El senador Steve Daines, republicano de Montana, le dijo a Becerra que «me preocupan seriamente las opiniones radicales que ha adoptado en el pasado sobre el tema del aborto».

Dicho legislador reclamó enérgicamente que Becerra, bajo juramento, negó la existencia del término “aborto por parto parcial”.

También el legislador Gus Birilakis increpó a Becerra para saber si va a mantener la prohibición del parto parcial –que agrupaciones de “feminismo provida” llaman “bárbara”–. La organización Susan B. Anthony List reclama que Becerra no solo conocía el término médico sino que incluso votó en contra de su prohibición

La misma organización advirtió que la Administración Biden-Harris designó a extremistas del aborto en los niveles más altos de poder y jueces activistas para cada vacante en el Banco Federal.

Aseguran que Joe Biden, Kamala Harris y sus aliados pro-aborto en Washington están decididos a utilizar la Casa Blanca para obligar a los contribuyentes a financiar el aborto en el país y en el extranjero, así como coaccionar al personal médico pro-vida a participar en abortos.

Ante este escenario, advierten a los estadounidenses que deben estar en guardia durante los próximos cuatro años.

Para la presidenta del Comité Nacional por el Derecho a la Vida, Carol Tobias, no hay lugar para el diálogo: “Es realmente difícil ver dónde va a encontrar, o estar dispuesto a encontrar, algún terreno común con los pro-vida”.

Desde la primera semana de su gestión, Biden se ha dedicado a eliminar toda iniciativa provida de Donald Trump mediante decretos ejecutivos, lo cuál ha desatado el enojo de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. que anunciará en junio si niega la comunión o no al presidente por su postura a favor del aborto.

A nivel parlamentario el siguiente paso es revocar la Enmienda Hyde, que prohíbe la financiación del aborto por parte de los contribuyentes.

Como senador, Biden apoyó las restricciones de dicha enmienda. Como candidato presidencial, cambió su postura.

No obstante, para que sea ley, el demócrata debe enfrentarse al rechazo de los legisladores republicanos, de la mano de una falta de mayoría por parte de su partido.

Como la legalización del aborto sucedió a nivel de la Corte Suprema, corresponde a dicho organismo la anulación.

El Supremo estadounidense ahora está en manos de una mayoría conservadora y constitucionalista, lo que hace crecer entre los provida la esperanza de que podría ser el principio del fin del aborto.

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