En un arrebato de ignorancia supina y rencor de clase, la corresponsal del diario El País, Jacqueline Fowks, ha publicado una serie de artículos que acusan falsamente de “racista” y “esclavista” a la boda entre una mujer de la clase alta peruana y un noble español.
Con el titular sensacionalista “Un espectáculo de esclavos ambienta la boda entre un aristócrata español y la hija de un político peruano”, la noticia afirmaba que en el matrimonio entre Belén Barnechea -hija del político y excandidato presidencial Alfredo Barnechea- y «el aristócrata español Martín Cabello de los Cobos», se habían grabado vídeos durante un pasacalles por la ciudad de Trujillo en los que aparecían «personajes de la época en la que Perú era un virreinato de la corona española (siglo XVI) simulando trabajos forzados«.
“La ambientación del enlace entre la hija de un político peruano y un aristócrata español recreó trabajos forzados de épocas pasadas y se adornó con personas disfrazadas de indígenas haciendo tareas domésticas”, escribió Fowks en otro artículo titulado, de la manera más amarillista posible, “El Gobierno de Castillo critica el espectáculo de esclavos en una boda de la élite española y peruana”.
Queda claro que Fowks, una periodista afín a la agenda izquierdista, dirigió todo su arsenal por pura conveniencia ideológica, utilizando un evento tan banal como una boda entre la hija de un político calificado por ella misma como de “centroderecha” y un aristócrata español, para avivar los sentimientos de odio antihispano, y de paso, envalentonar y darle oxígeno al Gobierno comunista de Pedro Castillo y sus aliados, un régimen en cuidados intensivos por las marchas ciudadanas y paros de transporte que han minado la poca popularidad que conservaba.
“El padre de la novia, Alfredo Barnechea, fue candidato presidencial en 2016 por el partido de centroderecha Acción Popular y quedó cuarto en la contienda: durante la campaña uno de sus apodos fue el virrey, debido a la soberbia y poca empatía que le caracterizaban, especialmente cuando se dirigía a personas pobres o de un bajo nivel socioeconómico”, escribió con evidente sesgo la corresponsal de El País.
Un espectáculo de esclavos ambienta la boda entre un aristócrata español y la hija de un político peruano https://t.co/Q2w8gtVBSj via @elpais_america 🖊️ @jfowks
— Jacqueline Fowks (@jfowks) April 14, 2022
El Gobierno comunista de Castillo, famoso por su posición antiespañola -Castillo acusó a España de todos los males que aquejan al Perú en su discurso de investidura frente al rey Felipe VI-, no dudó en aprovechar este escándalo armado por la prensa rosa, que desvió brevemente la atención de los peruanos de los escándalos de corrupción e incompetencia que adornan su administración.
“Reprochamos el empleo no adecuado de nuestra diversidad cultural con motivos comerciales y/o de ocio, ya que incide en percibirla como algo exótico, reforzando estereotipos históricos que no suman al trato respetuoso que merece la cultura milenaria del Perú”, tuiteó Alerta Racismo, una plataforma estatal dependiente del Ministerio de Cultura.
1. Reprochamos el empleo no adecuado de nuestra diversidad cultural con motivos comerciales y/o de ocio, ya que incide en percibirla como algo exótico, reforzando estereotipos históricos que no suman al trato respetuoso que merece la cultura milenaria del Perú. 2/3
— Alerta Racismo (@AlertaRacismo) April 14, 2022
Para mala suerte de la corresponsal de El País y todos los activistas en redes que quisieron provocar un escándalo monumental para agudizar las contradicciones y polarizar a la sociedad, fueron muchos los que se pusieron en contra de estas afirmaciones, sobre todo trujillanos, quienes reconocieron que en la representación artística no había ninguna muestra de racismo, sino que se trataba de una alegoría que evocaba a la cultura Moche -o mochica-, que se desarrolló entre los siglos II y VII en el valle del río Moche, donde en la actualidad se ubica Trujillo, ciudad donde se realizó la boda.
“Trujillo es quizá la única ciudad del Perú que convive con naturalidad con su pasado prehispánico, virreinal y republicano. El himno lo dice con claridad: solariega ciudad colonial, la voz libertad, coloso Chan Chan. Siento un inmenso orgullo de esa sabia convivencia trujillana, sin complejos de conquista y conquistados”, opinó un usuario en Twitter.
Creo que cualquier trujillano se daría cuenta de inmediato que la intensión es mostrar el pasado moche (escena del sacrificio, actividades moche cotidianas) y la fundación y orgulloso pasado colonial de Trujillo. (2/6) pic.twitter.com/LqHPHFMzNA
— Christopher de Alegría (@calegria16) April 14, 2022
Y es que Trujillo, fundada por Francisco Pizarro en 1535, y llamada así en honor a la cuna del conquistador castellano -nacido en Trujillo, Cáceres-, es una de las pocas ciudades peruanas que tienen nombre español -a diferencia de Lima o Cuzco-, y en su centro histórico, lleno de iglesias y casonas señoriales de estilo barroco y rococó, se respira el carácter hispano que la fundó hace casi cinco siglos, y en donde conviven sanamente ciudadanos de todas las sangres que no pierden tiempo en criticar bodas ajenas ni vivir lamentándose o victimizándose por hechos del pasado.
“¡Qué tal patinada ha pegado Jackie Fowks, la rojísima corresponsal del diario español El País, al calificar de “baile de esclavos” a la mochica danza ritual de la soga que se escenificó en un sonado matrimonio reciente en Trujillo! Esta pachotada la puso dentro de un despacho que rezuma ignorancia, mala leche y resentimiento social”, opinó en su columna de Perú 21 el periodista Aldo Mariátegui.
Mariátegui apuntó al doble rasero de la izquierda mediática, ávida por el “fact-checking” y por denunciar bulos, sobre todo si vienen de la derecha, pero incapaz de asumir los suyos cuando se equivocan o redactan titulares sensacionalistas para atacar rivales o sacar rédito político.
Además, el periodista peruano -que vive en Madrid- advirtió sobre las posibles consecuencias legales que traería para el diario El País y su corresponsal haber publicado esos artículos en perjuicio de la señora Barnechea y su esposo, Martín Cabello de los Cobos.
“Fowks y El País incluso se pueden ganar un juicio civil por daños y perjuicios aquí en España, que perderían sin duda y les costaría muy buen dinero. Gracioso que los pontífices contra las “fake news” sean los primeros en soltar alegremente barbaridades. ¿Y no es más importante para nuestras estúpidas redes sociales concentrarse en cosas importantes de verdad, como el gigantesco despilfarro de la refinería de Talara, por ejemplo, en lugar de la boda de la hija de Barnechea?”, agregó.
El descargo de la novia
Ante los ataques mediáticos, el aprovechamiento político y los insultos en redes sociales, Belén Barnechea se vio «obligada» a aclarar este impase en un mensaje por Instagram en el que ha explicado que se había sentido «orgullosísima de poder enseñar a mis amigos lo maravilloso y culturalmente rico que es nuestro país«.
“Lo que hicimos fue representar a la cultura Moche, que es oriunda de La Libertad y que se desarrolló entre los siglos II y VII, por lo que nunca se cruzó el tiempo con los Incas ni los españoles, y que mis abuelos se dedicaron su vida y su esfuerzo a ponerla en valor para el mundo”, escribió Barnechea, haciendo referencia a su abuelo, Guillermo Ganoza, un empresario y filántropo trujillano apodado “El Gran Chimú” por haber sido benefactor de importantes proyectos de preservación arqueológica, entre ellas, la ciudadela chimú Chan Chan y las Huacas de Moche; así como su interés por el desarrollo urbanístico, cultural y deportivo de su región.
“Lo que se mostró en el pasacalle fue una recreación de la Danza de la Soga, una danza ancestral que no representa esclavos, sino que es una representación ritual de guerreros, las mujeres sentadas hicieron una representación de los trabajos y la forma de cultivar la tierra en la época”, agregó.
“Nos entristece mucho que la recreación moche que hicimos en el pasacalle se haya tergiversado de esta manera y que se esté politizando la situación. Nos duele mucho que se esté utilizando como cortina de humo para tapar los graves problemas estructurales y las huelgas en el que está hoy nuestro querido país”, apuntó Barnechea.
Pues la mentira más gorda sobre la boda “con esclavos” es lo más leído en LoPaís de Pepa. Es el gran éxito del medio. pic.twitter.com/s0mRxkjGHd
— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) April 16, 2022
A pesar de los descargos de la novia y los señalamientos de los trujillanos y otros conocedores del folclor local, que evidenciaron la ignorancia de la corresponsal y el sesgo ideológico de los críticos en la prensa y redes sociales, tanto el diario El País como su corresponsal no han rectificado ante la campaña de desprestigio que han montado, y que, de seguro, ha sido un contenido revitalizante para su alicaída lectoría.