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El régimen boliviano admite que ningún elemento apunta a la participación de otros países en el supuesto ‘golpe’

Foto: EuropaPress
Se plantea la oportunidad de debatir el modo de manejar las autonomías en Bolivia. Foto: Europa Press

El ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo del Castillo, ha reconocido este miércoles que, hasta el momento, las autoridades de la nación andina no tienen «ningún elemento trascendental» que «demuestre la participación» de otros países en el supuesto ‘golpe de Estado’ de 2019 –nombre que le dan al proceso desencadenado por el fraude de Evo Morales que culminó con su renuncia al cargo–.

En una entrevista con el diario argentino ‘Página 12’, Del Castillo ha aludido a la reunión que el subsecretario adjunto del Departamento de Estado de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Kevin O’Reilly, mantuvo en Bolivia el 24 de julio de 2019 con representantes de las embajadas de Perú, Argentina, Brasil, la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE).

Del Castillo ya acusó a la Administración Trump de diseñar un ‘hoja de ruta’ para llevar a cabo el supuesto golpe de Estado, después de que se hiciera público que, en la reunión, O’Reilly anticipó un fraude electoral antes de la realización de las elecciones que desencadenaron la crisis política.

No obstante, el titular de la cartera de Gobierno ha señalado que, «actualmente», las autoridades bolivianas no cuentan con ninguna prueba que demuestre la participación de otros países en el «golpe de Estado«.

Estas palabras de Del Castillo llegan después de que el viceministro de Régimen Interior de Bolivia, Nelson Cox, informara este martes de que el Ejecutivo de Luis Arce estudia la posibilidad de iniciar procesos penales en el exterior contra «altas autoridades» de otros países y organismos internacionales por su supuesta participación en la presunta asonada.

El tirano Evo Morales se proclamó vencedor de las elecciones, en las que buscaba un cuarto mandato, pero su principal rival, Carlos Mesa, denunció un «fraude gigantesco».

Las partes accedieron a que la OEA realizara una auditoría con la que detectó «irregularidades». Morales dimitió el 10 de noviembre. Jeanine Áñez, entonces ‘número dos’ del Senado, se proclamó presidenta interina para llenar el vacío de poder.

Bolivia volvió a celebrar elecciones presidenciales el 18 de octubre de 2020, fecha pospuesta en varias ocasiones a causa de la pandemia de la COVID-19. En los comicios, Luis Arce, candidato del MAS, ganó los comicios en primera vuelta, con más del 55 por ciento de los votos.

Tras su regreso al poder, el MAS emprendió una persecución contra Añez y sus exministros.

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