«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
trump contra el establishment

El sistema electoral USA es un chiste (ahora empieza todo de verdad)

La especialista electoral Shannon Zastoupil y la funcionaria electoral Pam Hainault cotejan los libros de firmas de votantes con los precintos de sufragio tras los comicios en el Edificio Municipal de Kenosha, Wisconsin, EEUU. 4 noviembre 2020. Reuters

¿De verdad quiere enterarse de lo que está pasando, en serio, palabrita? Bien: ignore los medios convencionales. Del todo, por completo. Es como estar en una guerra y leer el parte de un bando, su información es mera propaganda. Leo hoy en la cuenta de Twitter de El País decir a Iñaki Gabilondo, una de las añosas vedettes periodísticas del ‘régimen que nos hemos dado’, que “seguimos sin entender el fenómeno Trump”. Ya ven, no soy yo: ellos mismos confiesan que no entienden nada. ¿Por qué no tomarles la palabra?

Les voy a hacer un resumen rápido: después de una campaña en la que los grandes medios y las grandes demoscópicas no paraban de decir que Biden se lo llevaba de calle, en la noche electoral todo era al revés: Trump ganaba, y ganaba con mucha mayor claridad y margen que en 2016. Y a eso de las 4 de la madrugada, cuando los americanos se iban ya a la cama a dormir la mona entre risas o lamentaciones, en los estados más disputados se dejó de contar. Sin más.

Y cuando se reanudó el recuento, oh, los votos de Biden no subían en una línea suave para encontrarse con los de Trump, no: directamente en vertical. De repente, todos los votos que se iban encontrando aquí y allá eran demócratas. 

Trump compareció, dijo que había ganado, denunció que estaban ante el fraude más escandaloso que vieran los siglos y que si los demócratas no concedían la victoria, habría que llegar hasta el Supremo. Es decir, lo que pronosticábamos la última vez.

Usted seguramente está acostumbrado a pensar en Estados Unidos como el país líder del mundo libre, la democracia más consolidada del planeta y todo eso, y no le digo que no. Pero su sistema electoral es simplemente un chiste, una ocasión para el fraude masivo en el que no se exige documento identificatorio para votar, donde el voto por correo puede alargarse meses… Y donde aparecen cientos de miles de votos de repente a las 4 de la madrugada.

Es difícil de creer que los demócratas actúen con tanto descaro, trampeando de forma tan poco plausible, tan sonrojante. Pero eso es porque no han meditado en todo lo que hay en juego en estas elecciones, que no es Trump o Biden, no es ver qué personaje vivirá a mesa y mantel en la Casa Blanca los cuatro próximos años.

No, es un enfrentamiento entre dos concepciones antagónicas de la dirección que debe seguir el planeta entero. No les aburriré con los detalles, que conoce tan bien como yo. Baste decir que Trump, o lo que Trump representa, es un freno a una estrategia que lleva en marcha, en movimiento uniformemente acelerado, desde el final de la última guerra mundial. 

Luego hay un lado personal en absoluto despreciable. Y es que quien acabe perdiendo este duelo al sol es muy probable que acabe en el banquillo. Recuerden el Obamagate, la Administración Obama sirviéndose de los servicios secretos para espiar al entonces candidato Trump; recuerden el disco duro de Hunter Biden, que contiene material para acusar a su padre, el candidato Biden, de alta traición y de colusión con el gobierno comunista chino, para ir abriendo boca. Y no olviden tampoco la ‘promesa’ de Trump en su campaña de 2016 de meter en la cárcel a Hillary Clinton, que no creo ociosa ni olvidada.

Por su parte, los demócratas ya han intentando enredar al presidente en la célebre ‘trama rusa’, que quedó en agua de borrajas y que pretendía que el Kremlin estaba detrás de la victoria de Trump. Si eso hacían cuando era presidente, ¿creen que van a dejar que se les escape ‘vivo’ cuando sea un simple ciudadano?

Sea cual fuere el resultado de una ‘noche electoral’ que se va a alargar días o semanas, no va a acabar cuando uno de los dos sea investido el 20 de enero. Los perdedores quedarán convencidos de que ha habido tongo, y las calles arderán. Los disturbios de 2020 con la excusa de la muerte a manos de la policía de George Floyd nos van a parecer un ensayo, una inocente mascletá.

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