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EL COPRESIDENTE DEL GRUPO DE DESHIZO EN ELOGIOS HACIA LA EXPRESIDENTE ARGENTINA

El socialismo español apadrina el mitin kirchnerista en la cumbre EuroLat

El copresidente de EuroLat, el socialista Javi López, en su presentación de Cristina Kirchner.
El copresidente de EuroLat, el socialista Javi López, en su presentación de Cristina Kirchner.

La Asamblea Parlamentaria Europea-Latinoamericana, EuroLat celebró en Buenos Aires la apertura de su edición número 14, con una ceremonia que podría haber sido un show de stand up de esos con los que se presentan los Grammys. Concretamente, EuroLat es una institución parlamentaria que se creó en 2006 en Bruselas, donde las condiciones son propicias para el crecimiento sin límites de organismos burocráticos. Su misión es adoptar resoluciones no vinculantes y recomendaciones varias; y está compuesta por 150 miembros provenientes de un hojaldre de parlamentos; la mitad son del Parlamento Europeo y la otra mitad de los parlamentos regionales latinoamericanos, como el Parlatino, el Parlandino, el Parlacen, el Parlasur y los Congresos de Chile y México.

La vicepresidente argentina Cristina Kirchner fue la principal oradora del acto realizado en el Centro Cultural que lleva el nombre de su marido. La acompañaron los copresidentes de EuroLat, el colombiano Óscar Darío Pérez Pineda y el español Javi López que se deshizo en elogios hacia Cristina a la que, para no andarse con eufemismos, llamó “presidenta” y agregó: “Uno se siente haciendo de telonero de Los Beatles y es un poco complicado”.

También Javi López dedicó parte de su hilarante discurso a revalorizar la CELAC, organismo multilateral creado en abierto homenaje a Chávez, cuya declaración anual del 2013 rezaba “expresamos nuestro más profundo pesar por el fallecimiento del Comandante Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, ocurrida el 5 de marzo de 2013, uno de los principales fundadores e impulsores de la CELAC, humanista incansable e impulsor de la unión latinoamericana y caribeña, que luchó contra la exclusión social, la pobreza e impulsó el desarrollo integral de la región”.

Pero el discurso más importante fue el de la vicepresidente que reflexionó largamente acerca del sistema capitalista, la historia completa del Estado de Bienestar, la caída del Muro de Berlín, la Revolución Francesa, el Fondo Monetario Internacional, el Poder Judicial y sus propias causas en tribunales, las democracias modernas, la crisis pandémica, Netflix y la OTAN. Como si tirara dardos envenenados en elíptica dirección a Alberto Fernández dijo que: “Hablamos de poder cuando alguien adopta una decisión y esa decisión se puede aplicar y es respetada por el conjunto, eso es el poder. Que te pongan una banda y que te den el bastón no significa que tengas el poder. Créanme, lo digo por experiencia…y ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer, pero dejémoslo ahí”, sentenció.

Pese a que ni le habla ni lo nombra al presidente argentino, que acaba de ser padre por segunda vez, Cristina realizó una feroz crítica a su persona, al rol de los organismos de crédito y al sector privado: “Las desigualdades no son un producto de la naturaleza, son el producto de decisiones políticas o de falta de decisiones políticas. Ojo que no tomar decisiones políticas también lo es”. Y dio una inefable visión de la crisis pandémica: “En el mundo durante la pandemia el sector privado recibió todo tipo de ayuda: financiera, fiscal, crediticia”. Es posible que la vicepresidente no recuerde que fue su gobierno el que encerró al país por casi dos años haciendo quebrar a miles y miles de pymes, negocios y personas, destruyendo por completo el débil sector privado argentino. También fue este, el cuarto gobierno kirchnerista, el responsable de una inflación anualizada del 120% y del incremento brutal de la pobreza.

La expresidente dijo en su discurso que existe una insatisfacción mundial con la democracia, fenómeno que obliga a la dirigencia a repensar la actual ingeniería institucional e incluso crear nuevas instituciones para “investirlas de poder antes de que sea tarde”, apelando a la creación de nuevos mecanismos de intervención y control. “Tengamos en cuenta que cuando se adoptó esta forma de gobernar no existía la luz eléctrica, no existía el auto, ni los celulares ni nada de eso. Miren cómo avanzó el mundo, cómo se fue generando poder por afuera de las instituciones. Hoy nuestras constituciones son reglamentos de cómo tiene que funcionar el Ejecutivo, el Legislativo y eventualmente el Judicial. El otro poder, el que está afuera, mercados, monopolios, oligopolios, poder financiero internacional, nada de eso figura en nuestras constituciones. Cuando las sociedades eligen a sus representantes no juzgan a ninguno de esos poderes, juzgan a ustedes que están sentados en las bancas, y mucho mucho mucho tampoco se puede hacer”, dijo Cristina, haciéndose eco de la narrativa instalada por el Foro de Sao Paulo que insta a deconstruir la institucionalidad democrática.

Por si quedaban dudas del modelo de gobernanza que Cristina Kirchner propone en el marco de un encuentro internacional, en el mismo discurso aseguró que “la gran discusión que se va a dar es si a este proceso capitalista que se da en todo el mundo, desde China a Estados Unidos, lo conducen las leyes del mercado o las leyes de los Estados”. Y ya a esta altura nadie sabía bien cuál era la relación de las palabras de la vicepresidente con el tema del encuentro: “Una recuperación económica justa, inclusiva y en paz”, pero como la sala estaba bien provista de funcionarios y militantes kirchneristas, los aplausos se hacían presentes de forma regular dijera lo que dijera, incluyendo las sobreactuadas risas de aprobación de sus compañeros de panel.

La reunión de EuroLat no concita mayor interés ni para la prensa ni para los gobiernos, pero sirvió de tribuna de doctrina para que Cristina Kirchner se floree entre los propios e intente marcar distancia de su presidente vicario, en vistas a la monumental crisis económica y de gobernabilidad que los señala como responsables. Justamente mientras Cristina hacía las delicias de la platea con su show, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informaba de que la inflación mensual trepaba al 6,7%, arrimando a la cornisa al ministro preferido de Alberto, Martín Guzmán, a cargo de la cartera de economía. En medio de las presiones de Cristina para implementar cambios de Gabinete, el protegido del Premio Nobel Joseph Stiglitz es el principal señalado por la vicepresidente para dejar el gobierno. Mientras tanto, Alberto, se dedica a comentar sobre los cambios de pañales.

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