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Deben verse en el espejo de Perú, Honduras y Chile

Petro y la amenaza de la ultraizquierda: ¿serán capaces los colombianos de evitar una tragedia?

El candidato del Foro de Sao Paulo a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro. Reuters

Los resultados de las elecciones parlamentarias de Colombia de este domingo son verdaderamente preocupantes ya que parecen confirmar la posibilidad de que el candidato de Nicolás Maduro y del Foro de Sao Paulo, Gustavo Petro, gane los próximos comicios presidenciales.

Ciertamente, el Pacto Histórico no obtuvo las curules esperadas, ni cuenta con la mayoría absoluta en el Parlamento. También es cierto que los votos obtenidos por Petro –4.4 millones de sufragios– son insuficientes para triunfar en las presidenciales. Pero, aún así, el peligro está a la vista.

Conviene recordar que en las recientes elecciones sostenidas en Perú, Honduras y Chile los candidatos del Foro de Sao Paulo no obtuvieron la mayoría en los respectivos Parlamentos, puesto que los electores decidieron optar por el voto cruzado, pero sí triunfaron en el voto presidencial. Así que existe una clara posibilidad de que en Colombia ocurra lo mismo.

La preocupación no reside tanto en lo que haga el Pacto Histórico y sus aliados, sino en los errores en que pueda incurrir la derecha colombiana. Como, por ejemplo, el de no estructurar una unión monolítica. Lo digo por experiencia, puesto que eso fue lo que pasó en Venezuela y lo que también sucedió en Perú, Honduras y Chile.

El primer paso, el más evidente, es que todos los candidatos presidenciales que se opongan al triunfo del comunismo en Colombia renuncien a sus aspiraciones, para que en la primera vuelta “Fico” Gutiérrez pueda competir, él solo, contra Petro.

El segundo paso es poner a la defensiva al Pacto Histórico, revelando sus nexos nacionales e internacionales. La posición de Petro respecto a Putin, por ejemplo, es verdaderamente escandalosa, justo en medio de una invasión que ha masacrado a plena luz del día a miles de civiles inocentes.

Otra iniciativa que deben emprender los sectores democráticos es movilizar a los dos millones de venezolanos que se vieron obligados a huir hacia Colombia. Son ellos el testimonio viviente de lo que significa vivir en un régimen como el que Petro quiere imponer.

Es probable que muchos de estos ciudadanos no quieran expresarse públicamente para proteger sus puestos de empleo o para no ser objeto de retaliaciones en el futuro…pero sí estarían dispuestos a hablar privadamente con sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Si cada uno de estos venezolanos hablase con solo cinco potenciales electores, estarían influyendo en la opinión de diez millones de colombianos, una cifra nada despreciable.

Aspiro a que los electores colombianos no cometan el mismo error que los venezolanos, ya que están a tiempo de evitar una tragedia. Votar por el comunismo nunca ha sido la solución a cualquier crisis, sino más bien el camino seguro a la destrucción de las naciones.

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