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De cómo de pronto la oposición se silenció

La decadencia argentina: el escándalo de los penes de madera y el entramado de sinsentidos políticos

El presidente argentino, Alberto Fernández. Reuters

La anécdota es simplona y procaz, pero sirve para explicar el complejo entramado de sinsentidos políticos que es hoy Argentina. Resulta que, perdida entre los pliegues de los múltiples despilfarros que los funcionarios argentinos hacen a cotidiano, apareció una singular compra por parte del Ministerio de Salud de la Nación de:

  • Penes de Madera: 10.000 unidades, con las siguientes características:
  • Material: madera semidura.
  • Medidas: alto 170 mm, diámetro del cilindro 40 mm, diámetro base 50 mm.
  • Terminación: pulido.
  • Embalaje: caja conteniendo 100 penes de madera

Primer paréntesis: En Argentina existen dos bloques políticos mayoritarios, el que engloba al kirchnerismo y sus satélites y el que engloba a la oposición, liderado por el macrismo y sus satélites, entre estos bloques se concentra casi el 90% del electorado. 

Segundo paréntesis: El país está en pleno proceso electoral.

Tercer paréntesis: Existe una crisis económica sideral. 

Entendido esto, volvamos a los penes: 

El escándalo de los #PenesDeMadera fue viral. Ya de por sí era un desenfreno que se gastaran millones de pesos cuando la quiebra es lacerante, pero el condimento de que el desembolso tuviera por objeto unos penes lustrosos no podía escapar del escarnio público. En efecto, fue la secretaria de Salud de la Nación, Sandra Tirado (hay gente castigada por su apellido), quien solicitó la compra de 10.000 penes. ¿Cuál era el destino del fálico material? “concientizar y evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual en el marco de la Ley N° 23.798″. Aparentemente los penes serían distribuidos por todo el país para explicar cómo usar preservativos, porque parece que si no se reparten estos tótems la gente no tiene ni pista de dónde se colocan.

La exótica compra no pudo ser más inoportuna y suscitó de inmediato una catarata de memes, ironías soeces y múltiples críticas por parte de la sociedad que vio, en el desfile de 10.000 penes de madera, un nuevo eslabón de la cadena de corrupción y despilfarro kirchnerista. Y tenían mucha razón, resulta evidente que no se trata de una compra “esencial”.

A las críticas el gobierno respondió: “Atendiendo a estudios preliminares que dan cuenta de un deterioro de los indicadores relacionados con las enfermedades de transmisión sexual durante la pandemia, el Ministerio de Salud de la Nación llama a una licitación pública (0023/2021) para la adquisición, en el marco de la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) de kits educativos con materiales para la realización de capacitaciones, (…) entre los que se cuentan penes de madera para que se transmita el uso adecuado (del preservativo)”.

Rápidamente dirigentes de la oposición salieron al cruce del Gobierno y su kit de penes. Sólo un par de ejemplos: el diputado Luis Juez se despachó diciendo:“Realmente es un gobierno de caraduras, son nefastos. ¿Qué quieren inventar? … ¿En serio nos quieren hacer creer que comprar penes de madera es esencial?, que empiecen a probar esos penes de madera con los vacunados vip, así les damos una utilidad como corresponde”. Así mismo, la ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, sostuvo: «No hay vacunas pero hay… ¡penes de madera!. El doctor León Gindín enseñaba a usar preservativos con una banana en la Facultad de Medicina hace décadas. Las compraba en la frutería de la esquina«, añadió.

La casta puede decir una cosa a la mañana y desdecirse esa misma tarde, que todo escándalo se ajusta a la doble vara moral de amigo/enemigo

Y así estaban unos defendiendo los penes y otros criticando los penes hasta que se produjo un plot twist fenomenal. La ministra de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, que responde a las filas opositoras, salió a defender la compra de penes y agregó que su Gobierno también anda abasteciéndose de falos de tronco, al parecer vitales para que los educandos entiendan de qué va la cosa. 

De pronto la oposición se silenció. Ya no se criticó más el gasto, ya no hubo más ironías ni chistes subidos de tono. Los penes de carpintería pasaron a estar validados sin más.

La rutilante comedia que recorrió redes y medios, con gigantescas fotos de descocadas tallas, se convirtió en la metáfora perfecta de la empalagosa sintonía que una vez más mostraron los dos bloques políticos antes descritos. Quedaron en evidencia una serie de obviedades: que la casta puede decir una cosa a la mañana y desdecirse esa misma tarde, que todo escándalo se ajusta a la doble vara moral de amigo/enemigo, que los valores se acomodan de forma cada vez más desvergonzada y, lo más patético: que la representación política es una farsa.

En una coyuntura social y económica asfixiante, existen cada vez más agendas que las dos formaciones mayoritarias comparten. Una de ellas es la del circuito de compras estatales, que es uno de los andamiajes más oscuros del entramado burocrático del poder, un sistema que escapa a las divisiones político/ideológicas, que no descansa jamás y que sostiene cientos de negociados y revoltijos: Como muestra basta un botón, el improvisado vendedor de penes era un señor que en los últimos dos años se transformó en un “experto” proveedor del Estado ganando licitaciones para entregar caterings, reparar camionetas de la Fuerza Aérea, actualizar GPS de los aviones del Ejército, construir entrepisos, proveer servicios de desmalezamiento o suministrar máquinas de coser. 

La otra agenda que comparten las formaciones políticas que se alternan en el gobierno argentino es la de politizar la sexualidad, usando los programas de gobierno para colar gastos insultantes y adoctrinamiento. Ambos bloques políticos vienen gobernando hace tiempo y la educación sexual que han implementado en las escuelas claramente ha sido un fracaso. Sin embargo no se plantearon un cambio programático ni de contenidos, sino que decidieron ampliar el gasto y subestimar la inteligencia del votante al explicar que, sin los penes de la discordia, los docentes y funcionarios no logran hacerse entender correctamente. 

Ni el Gobierno ni la Oposición se pusieron a reflexionar sobre el deterioro de la educación sexual que ellos mismos denuncian agravada estadísticamente. Mientras tanto profundizan el dictado de programas ideologizados que nada tienen que ver con la prevención y el conocimiento científico. Por más penes que revoleen, la ESI como está planteada, sencillamente no funciona. Todos cortados por el mismo patrón ideológico, los funcionarios no hacen autocrítica del fracaso, por el contrario, doblan la apuesta y sostienen que si se critica la compra de penes, eso demuestra que la compra de penes es necesaria… 

La línea argumental para llegar a esta conclusión es un misterio, pero eso es lo de menos. Lo importante es que no se caiga la maquinaria de gasto y adoctrinamiento estatal. Existe tal armonía de criterios entre los bloques oficialista y opositor que las declaraciones de las ministras podrían ser fácilmente intercambiables: 

Vizzotti de Nación dijo:

Gracias por la inesperada difusión de los #PenesDeMadera, no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad”.

Y Acuña de Ciudad de Buenos Aires dijo:

«Me parece que se ha hecho una discusión muy superficial sobre un tema muy importante como es la Educación Sexual Integral. Nosotros también compramos. Es una de las herramientas que se utilizan para trabajar la ESI en la escuela«.

En lo referido a la politización de la sexualidad, la concordancia perfecta entre oficialismo y oposición supone sostener una agenda monolítica que tiene de diverso sólo el nombre. En la carrera de tapar un escándalo con otros artificios, ambas festejaron como gran política pública la posibilidad de que en los documentos de identidad las personas “no binarias” pudieran poner la letra X. Si esta resolución trae consecuencias sobre los sistemas previsional o penal (para poner apenas dos ejemplos) no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que de nuevo nadie sacó los pies del plato para indagar sobre los alcances de la medida ¿qué importancia tiene? Cuestionar significa correr el riesgo de ser señalado por el dogma progresista y lo importante es alimentar la demanda de titulares mediáticos y a otra cosa mariposa.

En paralelo y, mientras el circo hace girar la ruedita del hámster, el Senado de la Nación, en dulce montón, adosó un nuevo impuesto al infierno fiscal más profundo del globo. De nuevo escudados en la agenda ideológica que da para todo, ambos sectores políticos votaron la implementación de un nuevo impuesto sobre los seguros de automóviles al que llamaron “seguro verde” con el fin de financiar proyectos de forestación…¡Sí, la misma semana en la que compraban miles de penes de madera! Francamente es muy difícil contenerse de hacer reflexiones chabacanas respecto del uso de los penes y la forma en que la casta política argentina trata a los ciudadanos.

Para seguir con la concordia entre oficialismo y oposición, también al unísono propusieron pasaportes sanitarios covid, chapotearon sobre el calendarios electoral para especular con la vacunación y las elecciones, y así se puede seguir enumerando casos en los que el mecanismo político no es más que una telaraña de medios y fines sin ningún arreglo a valores, más que el simple hecho de permanecer haciendo funcionar la maquinaria estatal que disfraza de Estado de Bienestar al Bienestar del Estado

En los momentos en los que se confeccionan las listas de candidatos legislativos, la burocracia política argentina no atina a mirar más allá de sus bajos intereses. Este mecanismo que los tiene destrozando la calidad institucional e intelectual desde hace años, a tal punto que son incapaces de reconocer sus evidentes vergüenzas. En estos días los argentinos vieron salir en libertad a un vicepresidente condenado por corrupción, vieron como los encargados de la política internacional expresaban abiertamente sus fines ideológicos en la compra de vacunas con total indolencia por la salud de los ciudadanos, mostrando no sólo amateurismo rastrero en la sumisión a Rusia, sino un nivel de inglés que no supera el jardín de infantes. También esta semana se supo que la inflación mayorista está en el 65% interanual, y tanto el riesgo país como el precio del dólar no conocen techo. No hay un rubro que no sea una catástrofe.

A un Gobierno decadente en todos los frentes, la oposición muestra su cara más dialoguista y cómplice. Valga la anécdota de los penes de madera de ejemplo para preguntarse ¿No tiene la dirigencia argentina un hilo de lucidez? ¿Cómo no reaccionan ante la concatenación de despropósitos? ¿No son capaces, funcionarios a uno y otro lado de la grieta, de registrar la sinrazón? La desconexión de la realidad es flagrante. Hay territorios peligrosos que no se deberían transitar, el de la apatía política es uno de ellos. A pocas semanas de las elecciones, este es el panorama en el que el Penegate tomó un brutal simbolismo.

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