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Servirá de escuela a una izquierda posmoderna en la región

La operación Boric: un nuevo símbolo para la demolición económica e institucional de los países de la Iberosfera

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric. Reuters
El presidente electo de Chile, Gabriel Boric. Reuters

El triunfo del comunista Gabriel Boric en Chile abre la puerta a una nueva década perdida en América Latina, donde la izquierda va llenando los espacios dejados por la derecha liberal, debilitada por la crisis global del covid-19 e incapaz de hacerle frente a los excesos de la revolución.

Boric, un activista de izquierda de 35 años sin ninguna experiencia más allá de la agitación y la demagogia, gobernará un país que hasta hace poco era considerado una lumbrera de éxito económico e institucional, una isla de progreso en medio de un océano de repúblicas fallidas y miserables.

Pero desde el estallido social de 2019, que se repitió en Ecuador y Colombia en sospechosa sintonía, la República de Chile está asediada por hordas de vándalos urbanos y terroristas que abogan por la secesión del sur, bastión del pueblo mapuche, vilmente utilizado por agentes desestabilizadores para sus planes políticos.

¿Qué significa la victoria de Gabriel Boric para la Iberosfera? El contubernio socioliberal que domina los medios de comunicación y los espacios de debate han iniciado una campaña dedicada a edulcorar la imagen del presidente electo de Chile, equiparándolo a un “socialdemócrata” europeo y ocultando sus simpatías con el terrorismo marxista –posó sonriente con una camiseta que tenía la imagen del fallecido senador Jaime Guzmán con dos balazos en la frente-, su alianza con el Partido Comunista -y si tendrá un papel protagónico en el gobierno-, sus intenciones de poner fin al sistema privado de pensiones, aumentar el rol del Estado en la economía y hacer caso omiso a la violencia y anarquía en la Macrozona sur.

Hay un blanqueamiento de imagen de Boric por parte de algunos medios de comunicación, vendiéndolo como un moderado. Eso es completamente falso. Boric viene del marxismo autonomista [Movimiento Autonomista], que es una combinación de marxismo y anarquismo, conocido como marxismo libertario en términos académicos, pero que está conformado por un bloque mucho más complejo que incluye al Partido Comunista”, opina Juan Cristóbal Demian, cientista político por la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Estamos hablando de una vertiente a la que podemos denominar neocomunismo o comunismo posmoderno. Con este comunismo posmoderno, que es bastante ambiguo, Boric se distancia, a primera vista, de lo que han sido otros discursos de izquierda como el de los Kirchner, Chávez, Maduro, o los Castro. Este neocomunismo, que es bastante radical de fondo, pasa desapercibido al ojo común de las personas por su novedad y discurso que apela al sentimiento y el cambio”, asevera Demian.  

Para Demian, co-autor de los libros “Nueva Derecha: Una Alternativa en Curso” y “Ruta Republicana”, Boric ocupará la presidencia de Chile para reafirmar el reparto de cuotas de poder entre las distintas agrupaciones de izquierda, sometiéndose a la Constituyente para potenciar las transformaciones radicales que buscan insertar en una nueva carta magna.

“Un punto que resulta interesante de observar en la izquierda posmoderna chilena, y esto debe ser estudiado y entendido por los actores políticos de Latinoamérica, es que a diferencia de los adherentes a Castillo en Perú o de AMLO en México, que junto a sus pancartas y lemas llevan sus banderas nacionales, si tu revisas las imágenes de las concentraciones de adherentes de Boric, la bandera chilena estaba proscrita. Estamos presenciando un fenómeno complejo y de transformación de la república. La Convención Constituyente está buscando eliminar la palabra república del nombre de Chile. El resto de Latinoamérica debe poner atención que en Chile se está experimentando algo muy peligroso, donde no solo se busca la demolición económica, también institucional. Quizás la única izquierda que se parece a la chilena dentro de la Iberoesfera es la española, por su desprecio a los símbolos nacionales”, advierte.

Según el cientista político, la izquierda internacional, tanto académica como mediática, se empeñó a que Boric ganara las elecciones presidenciales porque su victoria era vista como una revancha al alzamiento militar que provocó la caída del comunista Salvador Allende en 1973 y abrió paso a la instalación de un modelo liberal en Chile que sirvió de ejemplo en todo el mundo.

“Personajes como Slavoj Žižek y Noam Chomsky, o artistas involucrados en causas de la izquierda internacional, estuvieron muy pendientes de la victoria electoral de Boric por el significado simbólico que tenía, de retomar la revolución interrumpida. La victoria del neocomunismo en Chile puede servir de escuela para que las izquierdas del resto de la región se modernicen, mejor dicho, se posmodernicen. La izquierda latinoamericana va a aprender de esta experiencia, va a tomar nota”, destaca.

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