El poderío y la ambición de la Big Pharma encuentran un importante contrapeso en gobiernos de superpotencias que promueven sus propias vacunas como un instrumento de salud pública, sí, pero también de propaganda y conquista política, es decir, de poder suave, según el geopolitólogo norteamericano Joseph Nye.
Es el caso de Rusia y de China, que compiten para extender su influencia sobre todo en países en desarrollo, poniendo sus ojos en América Latina como terreno fértil. Las vacunas son la punta de lanza para ganarse la voluntad de la población y sumar la simpatía de los líderes nacionales.
A finales de los años 70, China empieza a ser considerada una “amenaza”, por su gran auge, y Estados Unidos y Europa advierten la posibilidad de conflictos militares y carreras armamentistas, relacionadas con el “poder duro” chino.
De ahí que los académicos vinculados con Hu Jintao y el Partido Comunista Chino crearan en contrapuesta, echando mano de la teoría del “poder suave”, el concepto del “ascenso pacífico”.
Se trataba de mostrar la cara de un poder pacífico, no amenazante, pero sin renunciar a los derechos y responsabilidades de su nueva posición en el mundo, según refieren Isabel Rodríguez y Diego Leiva Van Maele, en su artículo: “El soft power en la política exterior de China: consecuencias para América Latina”.
El objetivo final de China es lograr la hegemonía mundial desplazando a Estados Unidos, en todos los frentes: comercial, militar, político, y cultural.
Conquistar América Latina es acorralar a su gran adversario. Para ello el Dragón Rojo se vale de su “poder suave”: lograr que a los latinos “pidan” la presencia, el apoyo de China para resolver sus problemas. Como hoy lo hace México.
México resulta de gran interés geoestratégico tanto para Vladimir Putin como para Xi Jinping, por su frontera de 3 mil 145 kms con Estados Unidos y como enclave para invertir y asentar bases comerciales y políticas.
La necesidad del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de contar con vacunas lo más pronto posible para poder cumplir con su calendario de inmunización, y de paso usarlas como aliciente en las elecciones intermedias de junio 6, fue sabiamente capitalizada por Rusia y por China.
Putin habló por teléfono con AMLO el 25 de enero pasado, prometiéndole 24 millones de dosis contra el Covid-19. China, por su parte, enviaría a México 35 millones de vacunas de CanSino Biologics.
Antes, el 22 de julio de 2020, Wang Yi -ministro de Relaciones Exteriores de China-, prometió que destinaría un préstamo de 1,000 millones de dólares para México y América Latina, en apoyo a la vacunación contra el coronavirus.
El último día de 2020, Marcelo Ebrard, canciller mexicano, agradeció a Wang Li el apoyo de China a México para enfrentar la epidemia. Advirtió además que en 2021 ampliaría la asociación estratégica entre ambos países. China ha venido donando a México ventiladores mecánicos, kits para pruebas de Covid y respiradores.
Putin dijo el 21 de noviembre de 2020 en la cumbre online del G-20, que sus vacunas estarían a disposición de los países necesitados. Rusia se muestra como benefactor del tercer mundo.
Su vacuna Sputnik V, fue la primera registrada a nivel internacional, pero además cuentan con una segunda, la EpiVacCorona, elaborada por Vektor.
Expertos han puesto en tela de juicio la efectividad de ambas vacunas, la de CanSino y la Sputnik V, por diversas razones. No obstante, la prestigiosa publicación científica The Lancet, dio a conocer este martes 2 de febrero resultados positivos sobre la Sputnik V, asegurando que su efectividad es mayor al 90%. CanSino también estaría por presentar los resultados de la fase 3.
La doctora Irma Aguilar Delfín, investigadora biomédica de la UNAM, publicó un artículo en el que explica por qué la Sputnik V nunca podría obtener una recomendación favorable de la estadounidense Federal Drugs Administration (FDA).
Aguilar Delfín plantea que las vacunas Sputnik V y la de CanSino, están basadas en adenovirus 5. Tanto Gamaleya como CanSino usaron el adenovirus 5 para fabricar vacunas contra ébola y contra el MERS, y en ambos casos no funcionaron. Tampoco funcionó la usada por el laboratorio estadounidense Merck contra el VIH.
Así las cosas -asegura la científica-, la OMS, la FDA, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y otras agencias rigurosas, conocen los problemas con el adenovirus 5, y nunca otorgarían su autorización para enfrentar una pandemia como la actual.
Brasil rechazó la petición rusa de probar el uso de emergencia de la Sputnik V en su población, ante la falta de estudios clínicos de la fase 3.
En cambio, acaso la desesperación por ofrecer soluciones propició que la vacuna fuera aprobada en México (y más en tiempos electorales), Venezuela, Bolivia, Argentina y Paraguay, en América Latina.
Y también, fuera de esta zona, en India, Corea del Sur, Egipto, Nepal, Argelia, Bielorrusia, Kazajstán, y Uzbekistán.
Pero más allá de sus beneficios reales o ficticios para la salud, la vacuna ha servido a Rusia como poder blando para acercarse a México.
Putin mantuvo una estrecha relación con Donald Trump, igual que AMLO. La llegada a la presidencia de Estados Unidos de Joe Biden, pareció no sentar bien a los mandatarios ruso y mexicano. AMLO consideró a Putin como “genuinamente afectuoso” en su llamada telefónica, y lo invitó a venir a México.
A Rusia le conviene que México se preste para probar su vacuna en la población en la fase 3, y por razones geoestratégicas frente a la incómoda administración Biden, propulsora del globalismo. Putin y AMLO son de perfil nacionalista. En 2024 se celebrarán elecciones presidenciales en México, el 1º de junio, y en Estados Unidos el 3 de noviembre.
Sin embargo, Rusia no había puesto antes mucho sus ojos en México. El intercambio ruso en este país latino suma apenas 2 mil millones de dólares anuales. El Gran Oso ocupa el lugar 46 entre los inversionistas extranjeros.
China, en cambio, mantiene un intercambio comercial con México de 19 mil millones de dólares anuales. Y eso que no existe un tratado de libre comercio entre ambas naciones.
Además, el Dragón Rojo habría retirado de Estados Unidos inversiones las ante las tensiones con el gobierno de Trump. 70 mil empresas chinas salieron de Estados Unidos, de las cuales muchas podrían asentarse en México, invirtiendo en los próximos años, en el sector manufacturero, automotriz, textil y tecnológico.
Según la agencia calificadora Moody´s, China está lista para invertir en México y en América Latina, así como para internacionalizar su moneda y promover la integración de varios países. Interesante proyecto geoestratégico.
China estaría dispuesta a dedicar 45 mil millones de dólares en apoyo a proyectos de infraestructura en América Latina, en préstamos o en inversiones directas.
Sólo entre 2003 y 2016, China invirtió en América Latina 110 mil millones de dólares.
América Latina es atractiva para China porque le representa acceso a materias primas y a productos básicos, como al cobre y el petróleo, así como a productos agrícolas básicos.
Todo esto es una extensión de la nueva Ruta de la Seda y de la Iniciativa del Cinturón, es decir, las rutas terrestres y marítimas para comunicar China con Asia, Europa y África… Y ahora, con América.
Las vacunas que ofrecen Rusia y China, son evidentes lances del “poder suave” de ambas potencias, cerniéndose sobre México, tan necesitado de amor, ante la ausencia de Donald Trump y la llegada de Biden.