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PREOCUPACIÓN POR LA CONTRACCIÓN ECONÓMICA

La petición de los acreedores de Argentina al FMI ante la caótica estrategia del Gobierno izquierdista

Los acreedores internacionales de Argentina, preocupados por la turbulenta reestructuración de deuda de este año, quieren que el nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) establezca condiciones rigurosas.

Argentina reestructuró más de 100.000 millones de dólares de deuda hace dos meses, pero los bonos del país han perdido casi un 30% desde su relanzamiento, ya que persisten las preocupaciones sobre la caótica estrategia económica del Gobierno izquierdista.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, quien encabezó la reestructuración de la tercera economía más grande de América Latina, dijo el pasado lunes que Argentina buscaría un Programa de Facilidades Extendidas con el FMI para reemplazar el fallido programa por 57.000 millones de dólares acordado bajo el Gobierno de Mauricio Macri en 2018.

Este tipo de programa a más largo plazo normalmente requiere más reformas económicas que los acuerdos del FMI «stand-by». Una postura más dura es algo que los acreedores agradecerán.

«Queremos que el programa esté estructurado para que la deuda sea declarada (por el FMI) como sostenible con una alta probabilidad», dijo Riccardo Grassi de Mangart Advisors, quien estuvo muy involucrado en el acuerdo de deuda recientemente finalizado.

«Si tenemos que decir ‘no, este programa para nosotros no funciona’, entonces eso es algo que diremos», afirmó y agregó que los acreedores estaban dispuestos a escribirle al FMI si fuera necesario.

Los principales grupos de inversores ya han expresado su preocupación de que Argentina «no ha logrado restaurar la confianza» desde que su acuerdo de reestructuración proporcionó alrededor de 70.000 millones de dólares de alivio de la deuda.

El país se encamina a una contracción económica cercana al 12% este año debido a la pandemia de coronavirus y está atrapado en una espiral de crisis monetaria con reservas menguantes y un tipo de cambio en el mercado informal a aproximadamente la mitad de su valor oficial.

El FMI podría recomendar una fuerte devaluación oficial para tratar de resolver el problema, aunque sería políticamente difícil para el gobierno, que prometió el mes pasado que no lo haría.

Grassi cree que podría haber un término medio. En lugar de una gran devaluación, podría haber pequeñas devaluaciones mensuales de 1% / 1,5% hasta por un año, lo que proporcionaría más tiempo para que el país se adaptara.

La devaluación y las diferencias respecto al gasto podrían hacer que las conversaciones entre el FMI y el gobierno se extiendan el próximo año, pero son temas clave que todos los inversores consideran cruciales para que el país vuelva a encarrilarse.

«Tener la moneda bajo control sería bueno, pero no estoy seguro de si existe alguna solución mágica», dijo Peter Kisler, de North Asset Management, quien también posee bonos argentinos.

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