«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
AL DIMITIR COMO DIRECTOR DE LA AGENCIA EUROPEA DE FRONTERAS

Leggeri denuncia el deseo de Bruselas de convertir a Frontex en un organismo que persiga a los Estados que defiendan su soberanía

El dimisionario director de Frontex, Fabrice Leggeri. Reuters
El dimisionario director de Frontex, Fabrice Leggeri. Reuters

El pasado viernes 29 de abril el director ejecutivo de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex, por sus siglas en inglés) presentó su dimisión ante el Consejo de Administración del organismo. Fabrice Leggeri tomó la decisión después de años de acusaciones y señalamientos por parte de Bruselas por hacer su trabajo; es decir: controlar las fronteras de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) y no denunciar a las naciones cuando ejercen, legítimamente, ese control.

La noticia trascendió a la mayoría de medios de comunicación europeos con rapidez. «Dimite el director de Frontex por los escándalos de las devoluciones en el Mediterráneo», se podía leer en la mayoría de las notas publicadas sobre el asunto. Así, si el lector hace hoy una búsqueda rápida en internet sobre su dimisión, se encontrará con que todos los medios celebran su salida y acusan a Leggeri de violar los derechos humanos de los inmigrantes por devolverlos a sus países de origen después de que hayan accedido al bloque comunitario de manera ilegal. «Dimite el director de Frontex después de tres años de escándalos y devoluciones en caliente ilegales», titula El Mundo.

Las ‘devoluciones en caliente ilegales’ no son tal cosa: el TEDH avaló en 2020 la ‘devolución en caliente’ por parte de España de dos inmigrantes que en 2014 asaltaron la valla de Melilla

Lo que no ha trascendido, hasta ahora, es la denuncia que el acusado hizo durante la presentación de su dimisión. Como tampoco se señala en ninguno de los medios consultados que las «devoluciones en caliente ilegales» no son tal cosa: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo avaló en 2020 la «devolución en caliente» por parte de España de dos inmigrantes que en 2014 participaron en un salto colectivo de la valla de Melilla.

«Existe una transformación oculta y tácita de Frontex en un organismo de la Unión Europea que imponga a los Estados miembros normas obligatorias», denunció Leggeri el pasado viernes en una sólida intervención ante el Consejo de Administración de la agencia europea en la que defendió su actuación al frente del organismo.

«Se me acusa de haber hecho mi trabajo de acuerdo con el mandato de Frontex», explicó a la vez que señaló que existe una contradicción evidente entre el principio de no devolución consagrado en la Convención de Ginebra y la vigilancia de las fronteras y la prevención de entradas ilegales definidas en el Código de fronteras Schengen.

Asimismo, aseguró que, pese a que se le acusa desde la Comisión Europea de violar los derechos humanos de los inmigrantes –unas acusaciones que han replicado la mayoría de medios– los derechos fundamentales «siempre se tuvieron en cuenta» en sus decisiones.

Además de defender su trabajo al frente de Frontex — fue elegido director del organismo en 2014 y revalidado en el cargo en 2019 por 25 votos a favor y tres abstenciones– Leggeri criticó el informe en su contra que el Parlamento Europeo encargó a la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), en un último intento de sacarle del cargo antes de que decidiera marcharse, por la presunta implicación de Frontex en «devoluciones en caliente» de inmigrantes en la frontera entre Grecia y Turquía.

Las fuentes a las que se remite el informe de la OLAF pertenecen a un pendrive que diplomáticos turcos difundieron a través de una ONG en 2021 en el que aparecían vídeos sobre las investigadas devoluciones. «Este informe parece conceder a menudo más crédito a terceros países que a los Estados miembros de la UE. No se cuestiona la fiabilidad de los vídeos facilitados por los guardacostas turcos (…). La coincidencia con la preparación de las reuniones políticas de alto nivel entre la UE y Turquía no es cuestionada por los investigadores», incidió Leggeri al respecto.

«Los que aceptan las conclusiones y recomendaciones del informe de la OLAF son los que quieren que Frontex se convierta en un organismo que diga a los Estados miembros que sus fronteras exteriores deben estar abiertas incondicionalmente a los inmigrantes»

Además, el exdirector incidió en que este tipo de devoluciones «nunca han sido definidas jurídicamente» y en que el informe de la OLAF, además de que no aporta claridad jurídica sobre este término, olvida remitirse a la citada jurisprudencia del TEDH al respecto. «Muchos estados de la UE han sido señalados y acusados sin pruebas y sin una definición legal clara (…) esto es lo que podemos encontrar también en este informe contra mí», acusó.

«Está claro que los que aceptan las conclusiones y recomendaciones del informe de la OLAF son los que quieren que Frontex se convierta en una especie de Inspección Federal de los Derechos Humanos de la UE que diga a los Estados miembros cómo tienen que actuar cuando protegen su seguridad nacional o diciéndoles a los Estados miembros que sus fronteras exteriores deben estar abiertas incondicionalmente a los inmigrantes, independientemente de que crucen ilegalmente las fronteras, independientemente de la seguridad nacional, independientemente de la seguridad interior de la UE», denunció Leggeri.

Además del «vacío legal» que existe sobre las «devoluciones en caliente» y la sospechosa procedencia del USB turco, el exdirector apunta a que las acusaciones del informe no se sustentan en hechos documentados, «sino que apoyan una lectura politizada del control y la vigilancia de las fronteras, en clara contradicción con las disposiciones de Fronteras de Schengen».

Con todo ello, la dimisión forzada de Leggeri apunta al deseo de Bruselas, y en concreto de la Comisaria europea de Asuntos de Interior, Ylva Johansson –antigua ministra sueca socialista y cercana a varias ONG–, de no controlar las fronteras de las naciones europeas y, en el camino para conseguirlo, convertir a Frontex en un organismo fiscalizador que denuncie a los Estados que defiendan su soberanía.

«¿Es Frontex una agencia de vigilancia de fronteras y costas, es decir, una agencia de seguridad y aplicación de la ley, o es una especie de Órgano Federal de Control de los Derechos Fundamentales? (…). No puedo quedarme y no quiero quedarme si el mandato de Frontex es convertirse en eso (…). Ahora les corresponde a ustedes decidir qué quieren que sea Frontex«, concluyó Leggeri.

.
Fondo newsletter