La Conferencia Episcopal de Venezuela ha pedido al Gobierno del tirano Nicolás Maduro que facilite «cuanto antes» la convocatoria de elecciones presidenciales y parlamentarias «en condición de libertad e igualdad de todos los participantes», requisitos que considera que no se dieron en la farsa del 6 de diciembre.
Los obispos, que dicen interpretar «el sentimiento de la mayoría de los venezolanos», denuncian la baja participación del 6-D y la ausencia de observadores internacionales fiables.
Ya en octubre, la Conferencia Episcopal señaló que dicha cita, «lejos de contribuir a la solución política», solo serviría para «agravarla». «La instalación de una Asamblea Nacional que carece de fundamento democrático, en medio de un ‘revanchismo’, de una descalificación hacia líderes de la oposición, de amedrentamientos y DE amenazas de persecución, no ayuda a resolver los problemas del pueblo ni crea la confianza para la recuperación del país», ha lamentado en la nueva exhortación pastoral.
Los obispos han aludido también a la consulta popular convocada por la oposición mayoritaria, liderada por Juan Guaidó, y han apuntado que, pese a la participación «muy significativa», su celebración tampoco permite entrever «en un futuro inmediato la concreción de resultados», dando a entender que la pelota está en el tejado de Maduro.
En este sentido, han señalado que «el país necesita un cambio radical en la conducción política, lo cual requiere por parte del Gobierno la suficiente entereza, racionalidad y sentimiento de amor al país para detener este mar de sufrimiento del pueblo venezolano» y avanzar hacia «una transición democrática».
La Conferencia Episcopal considera «notorio» el empeoramiento de la calidad de vida en Venezuela, evidenciada en la constante emigración de miles de ciudadanos y resultado, a su juicio, del «fracaso» de las políticas implantadas por la administración ‘chavista’.
«Sufrimos en nuestro país las nefastas consecuencias de un modelo económico impuesto por un régimen y una ideología de corte comunista que nos ha empobrecido a todos, especialmente a los más débiles», mientras «un grupo minoritario» se va «enriqueciendo en detrimento de la mayoría de la población», ha denunciado la cúpula eclesiástica.