El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos se situó el pasado mes de enero en el 7,5% en tasa interanual, lo que supone la mayor subida de los precios en el país desde febrero de 1982, según ha informado este miércoles la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo estadounidense.
La demanda de los consumidores y los problemas en la cadena de suministro han contribuido a una escalada de precios anual que no registraba el Departamento de Trabajo de EEUU en 40 años, una noticia muy mala para el presidente de EEUU, Joe Biden, que cuenta con la aprobación de solo el 38% de los estadounidenses, según la última encuesta. Entre los demócratas, un 66% aprueba a Biden, pero un 21% le suspende, al tiempo que la oposición entre los independientes se ha agudizado (55% le suspende y 27% le aprueba) y los republicanos, por su parte, continúan rechazando abrumadoramente su gestión (el 83% le suspende y solo el 11% le aprueba).
Es preciso señalar que la inflación tiene un impacto directo en los electores y mina los ahorros de las familias, y que las subidas de precios son especialmente pronunciadas en alimentos –un 7%-, coches de segunda mano y también en materiales de construcción. La gasolina subió un 40% en enero y el gas natural un 23,9%, mientras que la electricidad se encareció un 10,7%.
Así, los precios han aumentado más rápido que los salarios, lo que ha reducido el nivel de vida de muchas familias. Los más afectados han sido los estadounidenses de bajos ingresos.
Hoy, en EEUU preocupa más la situación de la economía que el manejo de la pandemia, hecho que previsiblemente perjudicará a los demócratas en las ‘midterms’ del mes de noviembre, donde los republicanos son favoritos.
