El presidente estadounidense Donald Trump lanzó este domingo en Michigan el último tramo de su campaña a través de una serie de Estados clave, dos días antes de las elecciones presidenciales.
La recta final será determinante en el resultado de la votación, en un esfuerzo por desafiar los sondeos.
La ventaja de Joe Biden a nivel nacional se ha mantenido relativamente estable en los últimos meses. En la última encuesta de Reuters/Ipsos, realizada del 27 al 29 de octubre, marcha por delante con 51%-43%.
No obstante, Trump está todavía cerca en suficientes Estados indecisos como para lograr los 270 votos en el Colegio Electoral necesarios para ganar un segundo mandato. Las encuestas de Reuters/Ipsos muestran que la carrera sigue ajustada en Florida, Carolina del Norte y Arizona.
Trump también está a la zaga por cinco puntos en Pensilvania y nueve puntos en Michigan y Wisconsin, otros tres Estados «bisagra» que ayudaron a darle una victoria en el Colegio Electoral en 2016 sobre la demócrata Hillary Clinton, quien ganó el voto popular.
Sin embargo, incluso sin Michigan y Wisconsin, Trump puede volver a triunfar si mantiene todos los demás Estados que ganó en 2016.
Trump, quien no quiere convertirse en el primer presidente que pierde la reelección desde su par republicano George H.W. Bush en 1992, tuvo un agitado programa para el domingo.
Además de Michigan, estaban previstas visitas a Iowa, Carolina del Norte, Georgia y Florida, mientras su contrincante Biden se dirigía a Pensilvania.
Debajo de copos de nieve que caían en Washington, una ciudad al norte de Detroit, Trump tenía puesta su característica gorra roja con las palabras «Make America Great Again» («Haz a Estados Unidos grande otra vez») mientras hablaba a una bulliciosa multitud en una mañana fría.
Después de que le cantaran «te amamos», Trump respondió «yo los amo a ustedes también. Si no lo hiciera, no estaría de pie aquí, porque hace mucho frío».
El gobernador republicano de Ohio predijo que Trump ganaría el Estado por un par de puntos porcentuales.
Ya hubo un número récord de 93 millones de votos adelantados -según el Proyecto Elecciones de Estados Unidos- en todo el país, personalmente o por correo, y se cree que este fenómeno favorecería a Biden.