Manuel Merino de Lama, militante de Acción Popular (centro), excongresista y expresidente del Perú, es uno de los personajes más controvertidos de la historia reciente del país andino. Transformado -de la noche a la mañana- en un auténtico villano por la maquinaria propagandística de la gran prensa, partidos políticos de centroizquierda e izquierda, influenciadores en redes sociales, un amplio sector de la academia y, sorprendentemente, del empresariado, que se sumó a la ola de protestas en noviembre de 2020 tras la declaración de vacancia por incapacidad moral contra el expresidente Martín Vizcarra.
Sin aliados políticos y asediado por una violencia callejera -azuzada por la izquierda y el “centro republicano”- que cobró dos víctimas mortales, Merino de Lama renunció a la presidencia un domingo 15 de noviembre al mediodía, cinco días después de haber jurado el cargo tras la destitución de Vizcarra por parte del Congreso, cuya Mesa Directiva presidía.
Tras su renuncia, una coalición del Partido Morado -centroizquierda- y el Frente Amplio -izquierda- ocupó los máximos poderes del Estado peruano, con Francisco Sagasti como presidente interino y Mirtha Vásquez -hoy primera ministra del comunista Pedro Castillo– como titular de la Mesa Directiva del parlamento. Precisamente, tanto el Partido Morado como el Frente Amplio habían servido como “bancada oficialista” a Vizcarra -que no tenía partido- y fueron los únicos que se opusieron a su destitución.
Merino, cuyo breve paso por Palacio de Gobierno provocó la ira de la prensa subvencionada con publicidad estatal -subvención que peligraba con Merino al mando- y los principales grupos de poder leales al cuestionado Vizcarra -inhabilitado para ejercer cargos públicos por 10 años por vacunarse contra el covid-19 en secreto-, conversó con La Gaceta de la Iberoesfera sobre la publicación de su libro El verdadero golpe, testimonio de su efímero gobierno y descargo contra quienes, según él, “conspiraron” para echarle del despacho presidencial.
–Usted fue tildado de dictador y usurpador por muchos sectores de la sociedad peruana apenas juró el cargo de presidente tras la destitución de Martín Vizcarra por incapacidad moral. Y estos epítetos no solo vinieron de la izquierda, sus rivales inmediatos, también lo hizo el “centro republicano”, incluso el empresariado. ¿Por qué se dio tanto ensañamiento en su contra? ¿Por qué tanta hostilidad y acoso hacia usted y su familia?
Para mí, la conspiración, que fue la que me motivó a escribir mi libro El verdadero golpe, estuvo confabulada entre la izquierda radical, los caviares [la izquierda “progre” capitalina], la prensa y algunos empresarios que se sumaron a las movilizaciones de noviembre.
Es bueno recordar que, en esa época, previa a la vacancia, el Congreso estaba viendo temas bastante delicados, y nuestra posición como Legislativo era de no ejercer demasiada oposición al gobierno del señor Vizcarra para no desestabilizar políticamente al país, pues estábamos en una grave crisis por la pandemia del covid-19.
Nuestro objetivo era articular condiciones sociales para que la población peruana pueda sentirse apoyada por sus gobernantes, y en esto me quiero referir a la devolución de la AFP [fondos de pensiones], algo a lo que se oponía el gobierno del señor Vizcarra, quien es parte del grupo de poder que conspiró contra mi gobierno constitucional.
Ellos, a través de sus agentes infiltrados, empujaban al Congreso a tomar medidas populistas y extremas para que así el gobierno de Vizcarra se mostrara a la opinión pública y los analistas como moderado o de posiciones intermedias.
El tema de la devolución de la AFP motivó a que hubiera intereses económicos sumamente importantes de parte de las propias administradoras de estos fondos de pensiones, que se nos oponían, por lo que terminaron apoyando las protestas.
Otro tema que tampoco gustó a las instituciones financieras fue la propuesta de reprogramación y congelamiento de deudas de créditos de consumo, personal, mypes y vehicular.
El Congreso aprobó un dictamen para que las instituciones financieras condonen algunas cuotas de pago y reprogramen deudas para beneficiar a la población, sobre todo a las familias más vulnerables, golpeadas por la cuarentena que paralizó la economía. Todos estos hechos fueron usados por los caviares, quienes, cuando juré el cargo de presidente, empezaron a propagar el relato de que el populismo del Congreso iba a trasladarse al Ejecutivo. Con esa propaganda, buena parte de los bancos y administradoras de fondos de pensiones se sumaron a las marchas en mi contra.
Los aliados de Vizcarra también sumaron esfuerzos contra mi gobierno debido a nuestro interés por investigar las irregularidades en la compra de pruebas rápidas para detectar el covid-19. Eso último ya lo habíamos hecho público en el Congreso en mayo de 2020, denunciamos el mal manejo de la pandemia y que las pruebas rápidas no eran las adecuadas para que se pudiera hacer un mejor trabajo para la detección de infectados, lo que provocó que nuestro país no le hiciera seguimiento a la propagación del virus y llegáramos a liderar en un momento la mayor mortalidad por millón de habitantes en el mundo.
También denunciamos la falta de previsión de parte del gobierno para la compra de plantas de oxígeno medicinal. El Ejecutivo negó al Congreso la propuesta para que los privados participen en la donación de estas plantas. Esta negativa provocó miles de muertos.
Los caviares del Partido Morado y la izquierda radical aprovecharon la debilidad del Congreso, acobardado por las protestas, al punto que terminaron condicionando que solo los que votaron en contra de la vacancia de Vizcarra podían postular a la nueva Mesa Directiva, asegurándose así la presidencia del Congreso y la presidencia de la República.
Esta fue una conspiración contra un gobierno constitucional, y yo lamento que la Fiscal de la Nación, que es parte de este copamiento de las instituciones republicanas, politice la justicia presentando una denuncia constitucional [por los presuntos delitos de homicidio y lesiones graves y leves] en mi contra y de quienes fueran mi primer ministro y ministro del Interior. Si esta denuncia prospera, sienta un pésimo precedente que provocará un enorme daño al cargo de presidente de la República.
–Usted ha llamado traficantes de la política a Vizcarra, Sagasti y el Partido Morado. ¿Por qué los califica como tales?
Porque ellos piensan en su interés personal y no en el país. Ahí tienes el mal manejo de la pandemia de parte del gobierno de Martín Vizcarra y su ministro de Salud del Frente Amplio, la negativa a que participen los privados en la compra de plantas de oxígeno medicinal y su insistencia en comprar pruebas rápidas, que arrojaban falsos positivos y falsos negativos, lo que contribuyó a la muerte de miles de peruanos.
Y el Partido Morado, cuando se dio la vacancia por incapacidad moral a Vizcarra y empezaron las movilizaciones, fueron los primeros en pedir en un comunicado que este volviera a ocupar el cargo.
El Partido Morado, confabulado con la señora Vásquez Chuquilín, que ahora está de premier, prácticamente interfirieron, articulando con la Fiscal de la Nación, para que un abogado cuestionado, que luego salió premiado como ministro de Defensa, ponga una acción de amparo y luego terminemos denunciados los congresistas que hicimos insistir en que se elijan los miembros del Tribunal Constitucional, una elección bloqueada por la izquierda. Tenemos un Tribunal Constitucional que tiene magistrados con más de dos años con el mandato vencido.
En política no hay casualidades. No es casual que ahora la señora Vásquez Chuquilín sea la presidenta del Consejo de Ministros de Pedro Castillo. Cuando el señor Sagasti y la señora Vásquez Chuquilín se dieron cuenta que los socios de Vizcarra no tenían oportunidad en las elecciones generales 2021, pues eran rechazados por la población, le dieron su apoyo al señor Pedro Castillo.
–¿Qué hubiera hecho su gobierno de haberse mantenido en el poder?
Si nosotros nos hubiéramos mantenido en el mandato constitucional, que era lo que correspondía, primero hubiésemos logrado que no se sigan utilizando los recursos del Estado para tener atrapados a varios medios de comunicación que han estado dando información sesgada, y que durante las marchas de noviembre cubrían desesperadamente, minuto a minuto, los hechos que acontecían.
Yo tengo la seguridad de que si nosotros nos hubiéramos mantenido en el Ejecutivo nos habríamos esforzado por garantizar la transparencia y regularidad de las elecciones generales. Hubiésemos tomado la decisión de no permitir, por ejemplo, que el Jurado Nacional de Elecciones no tenga sus miembros completos. Se habría tomado la determinación presidencial para que se hubieran completado los miembros de este jurado. No se hubiese permitido que un miembro del jurado renuncie y sea reemplazado, hechos que no debieron haber ocurrido de ninguna forma.
Y se hubiera permitido una auditoría internacional para esclarecer las presuntas irregularidades en las elecciones, pues la negativa a que se esclarezcan ha provocado una división en el país. Y eso es algo que no entiende el señor Castillo, que sigue persistiendo con Gabinetes ministeriales que no generan la confianza suficiente para que el país vuelva a la tranquilidad y para que podamos solucionar los verdaderos problemas que padecemos los peruanos, que son la falta de trabajo, sobre todo para los más jóvenes, y una estrategia para enfrentar la pandemia y podamos recuperar la economía nacional.
–¿Cuál es su expectativa respecto a la denuncia constitucional que ha presentado la Fiscal de la Nación en contra suya, del expremier Ántero Flores y el exministro del Interior Gastón Rodríguez por la muerte de los ciudadanos Brian Pintado e Inti Sotelo durante las marchas de noviembre de 2020?
Creo yo que no debemos permitir que, en este contexto en el que nos encontramos, se utilicen psicosociales. Empiezan a darse propuestas como la segunda reforma agraria y la Asamblea Constituyente, y creo que aquí lo que está pasando es que esta denuncia es para distraer a la opinión pública.
Yo llamo a una profunda reflexión a las fuerzas democráticas, a los partidos políticos que están en el parlamento nacional, porque si ellos por cálculo político, presionados por las instituciones capturadas por los caviares, aprueban esta denuncia constitucional, sería lamentable porque sentaría las bases para un tema totalmente irregular.
Aquí hay una doble moral, pues la Fiscalía de la Nación hace oídos sordos y no investiga, por ejemplo, a los que azuzaron las marchas, me refiero al señor Guzmán [líder del Partido Morado], a la señora Mendoza [lideresa de Nuevo Perú y aliada de Podemos y Pablos Iglesias], al partido de la señora Vásquez Chuquilín [Frente Amplio]. Ahí están las fotos y videos de como ellos salieron a exhortar a la población a que salgan a las protestas, las cuales terminaron con dos muertos. Ellos deberían haber sido investigados.
Que el Congreso apruebe esta denuncia constitucional en mi contra, del expremier y del exministro del Interior, sería nefasto para el Perú, trastocaría la legalidad de las normas y las leyes.
A mi se me denunciaba inicialmente por haber ordenado a la policía a que maten. Ahora se nos denuncia por haber tenido la omisión de no haber previsto que iban a haber muertos. El Perú ha sufrido tragedias por operativos policiales en estos últimos tiempos, como en el restobar de Los Olivos, con más de 14 muertos, y fue denunciado por ello el señor Vizcarra.
Y si vamos más adelante, no olvidemos lo sucedido durante el paro agrario, donde hubo también muertos, y no se está denunciado al señor Sagasti por estos hechos. La Constitución establece cuales son las responsabilidades en la cadena de mando. Si esta denuncia prospera generaría una total desestabilización al régimen democrático y el ordenamiento jurídico de nuestro país.
–Me gustaría saber su opinión sobre el desempeño del presidente Pedro Castillo Si bien se trata de un gobierno que acaba de ocupar muy recientemente Palacio de Gobierno, la crisis política lo acompaña cotidianamente.
Es lamentable. El presidente Castillo desde un inicio ha hecho una pésima elección de ministros para conformar su Gabinete. Yo creo que Perú Libre debe tener cuadros que puedan asumir estos cargos y no tengan un pasado ligado a la corrupción, o peor, al terrorismo.
Las decisiones erradas del señor Castillo han desestabilizado al país y ha perturbado la confianza de los inversionistas. Los productos de primera necesidad se han disparado, trastocando la canasta familiar, y quienes más sufren son los pobres.
Este nuevo Gabinete es más de lo mismo. Es cierto que la premier no tiene vínculos o simpatías con la subversión como si tenía el señor Guido Bellido, pero el cambio no ha sido sustancial como para recobrar la confianza, y creo yo que la señora presidenta del Consejo de Ministros debe cambiar su discurso y posición, que claramente hemos podido ver cuando fue congresista y presidenta de la Mesa Directiva; su oposición a la importación de vacunas por parte de privados, así como de la compra de plantas de oxigeno de parte de estos, su negativa a la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional y a la regulación de la cuestión de confianza, que es un tema muy importante por la manera como se ha utilizado para debilitar al Congreso.
Si ella, en esta nueva etapa como premier, no cambia esa actitud, estamos ante más de lo mismo y será cuestión de meses para volver a una situación similar a como estábamos con el Gabinete anterior.
–Si tuviera que hacer un mea culpa sobre su breve paso por la presidencia de la República, ¿cuál sería?
Creo yo que hubiese escuchado a quienes me aconsejaban no postular para las elecciones parlamentarias 2020, que mejor me esperara y postulara para las del 2021. Creo que así me hubiera evitado los problemas con los que me he encontrado.
En segundo lugar, y el Perú tiene que saberlo, la decisión de vacar a Vizcarra fue tomada por el Congreso, y a mi me tocó asumir de manera constitucional el cargo. Y creo que haber renunciado a la presidencia fue la mejor decisión para evitar que se siguiese derramando sangre y el Perú se fracture por la polarización política y social, porque ya la oposición había logrado manipular psicológicamente a la ciudadanía a través de las redes sociales. Y creo que fue un error de mi partido haber decidido que ningún militante participara en el Gabinete.
–¿Usted no contó con gente de su entera confianza en el Gabinete que escogió?
Yo pienso que los ministros que elegí estaban a la altura y al nivel profesional, pero les faltó el temple político. Muchos de ellos se asustaron, empezaron a renunciar vía telefónica a través de los medios de comunicación que los perturbaban, y obviamente, al ser personas honestas que no quieren ver perjudicadas sus vidas personales y profesionales, pusieron sus cargos a disposición.
–Cuéntenos un poco sobre su libro, “El verdadero golpe”. ¿A qué alude el título?
Alude a los hechos que sucedieron, los cuales fueron parte de una conspiración en contra de mi gobierno constitucional, y que las razones para que el señor Sagasti asumiera la presidencia no fueron casuales, sino organizadas, y eso me lo hizo saber el propio señor Sagasti, quien entró a mi despacho en el Congreso antes de votar la vacancia contra el señor Vizcarra y me dijo que le habían propuesto para que él asuma la presidencia de la República.
Y los hechos que se sucedieron, después de que algunas cartas se quitaran de la mesa, es que él asumió la presidencia de la República y la señora Vásquez Chuquilín la presidencia del Congreso. Ese fue el verdadero golpe.
Yo tengo más de cuarenta años de militancia en un partido político, en consecuencia, todos mis actos han sido pensando fundamentalmente en el bien social, que es lo que la población pide de un servidor público. Reafirmo ese compromiso y agradezco al pueblo peruano, porque hoy en día, lugar donde camino tengo un sinnúmero de jóvenes arrepentidos, algunos pidiéndome disculpas y otros sumándose a apoyarme para reivindicar mi imagen, porque convencieron a los jóvenes que era un villano, y todo eso fue parte de un plan orquestado por medios de comunicación, políticos, empresarios y la mafia que apoya al señor Vizcarra y el Partido Morado.
–¿Alguna reflexión que le gustaría compartir con esos jóvenes que marcharon en su contra y ahora lo apoyan para reivindicar su imagen mancillada por la izquierda?
Llamarlos a que participen de la vida política. No tienen que tener temor. Al contrario, la gente decente, la gente honesta debe participar en la política porque hay que adecentar la política. Si la gente decente rehúye de la política, condena a sus países a la catástrofe.